XXXII

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Este es el ultimo capitulo antes del epilogo!!! Estoy muy feliz de por fin haberlo terminado. Les he dejado una nota de autor al final del cap, perdón, sé que esta largo pero me gustaría que lo leyeran :3

" La muerte que sorbió la vida de tus labios, no pudo nada contra tu belleza" - William Shakespeare.

Punto de vista de Gwendolyn.

Mi mundo había desaparecido bajo mis pies y frente a mis ojos. Mi garganta se cerro impidiéndome articular ninguna palabra de protesta y mis ojos se sintieron cegados mientras la mas absoluta oscuridad me rodeaba, sofocándome. Mi estomago dio un giro de 180 grados y si hubiera tenido comida en mi estomago la hubiera vaciado en ese instante.

No podía moverme mientras sentía la opresión de mi nueva realidad. Por mas que moviera los ojos o  los entrecerrara no podía ver ni una sola forma, ni una figura en la oscuridad. Algo me dijo que no había nada que ver.

Casi dejo escapar un suspiro de alivio cuando mi garganta cedió y pude tragar saliva.

- ¿Hola? - intente no sonar tan asustada pero mi voz estaba quebrada y ronca. Tome aire e intente moverme extendiendo mis brazos hacia el frente para evita tropezar con algo. - ¿hay alguien? - Mi corazón martilleo en mis oídos y esa fue toda mi respuesta. - Afrodita esto no es divertido. - le informe a la nada, elevando mi voz par hacerme oír.

Camine con pasos de bebe por el lugar, pero no encontré nada solido a mi alrededor, así que baje los brazos y seguí caminando sin saber realmente a donde iba.

Murmure el nombre de Eros como si así pudiera hacerlo aparecer, pero después de lo que parecieron horas solo lo repetí para sentir algo de calma en mi corazón.

Por alguna razón decidí intentar con otros nombres,nombre a lo pendejo de todo, incluso mencione a las Moiras porque las recordaba, intente con Atenea, Perséfone, también a su esposo y Hera, pero ninguno respondió.

Comencé a hiperventilar y me sentía punto de tener un ataque de pánico, pero lo contuve cerrando los ojos para ignorar la oscuridad a mi alrededor y espere a que mi respiración se regularizara.

- ¡Maldita seas, Afrodita! - Grite  molesta y rabiosa, sintiendo mi determinación aumentar. Yo debía salir de aquí, de ninguna forma me iba a quedar en este plano vacío. - Diablos. - musite pasando mis manos por mi cabello y tirando de el intentando concentrarme, me relamí los labios y lo intente de nuevo, cargando mi voz de seguridad que estaba lejos de sentir.

- ¿Doña? - al no recibir nada lo intente de nuevo. - Necesito algo de ayuda, por favor.

Me quede callada, intentando ignorar el sentimiento de derrota que sentía en mi pecho y justo cuando estaba lista para gritar a todo pulmón en busca de la doña del baile de Poseidon una voz mi espalda me detuvo.

- Niña, menudo lío en el que te has metido. - su voz me cayo como una cascada helada después de un día en el desierto del Sahara. me gire rápidamente pero ella estaba igual de rodeada en la oscuridad que yo.

- ¿Doña? - pregunte asustada de que hubiera sido mi imaginación la que me había hablado hace unos segundos, pero la risa de la mujer no se tardo en escuchar.

- ¿Doña? - dijo la voz sonando divertida y para nada asustada, todo lo opuesto a como me sentía yo. - supongo que podrías decirme así, tengo ya muchos años viviendo en la tierra, me merezco el titulo.

Su voz parecía divagar, y yo por Dios que no tenia tiempo para eso.

- ¿puedes sacarme de aquí? - pregunte a borbotones buscando su mano en la oscuridad para sentir algo real.

Querido ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora