XIII

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Muchas gracias por hacerme saber que les esta gustando el rumbo de la historia <3 !!! Aquí les dejo el siguiente capitulo y ultimo  de la semana :3 

"Alice: "How long is forever? 

White rabbit: Sometimes... just a second" - Alice in Wonderland"

El desgraciado despertador sonó a la inhumana hora de las 6:00 AM. Extendí el brazo a ciegas buscando mis zapatillas, las cuales choque contra el reloj como si fuera el causante de todas los males del universo.

- Oh, nena, de verdad no te va bien en las mañanas, ¿verdad? - la voz de Eros me hizo brincar de mi lugar, me tape como si no llevara puesto nada debajo (cosa que no era cierta, llevaba una blusa con un conejito vomitando un corazón) y lo mire como si fuera un loco.

- ¿me estabas viendo dormir? - le pregunte con voz chillona.

- ¡No!, pero ese sonido del inframundo me despertó, así que vine a ver que Diablos pasaba. - se defendió en seguida. Estreche los ojos pero al final lo deje correr, no tenía sentido que lo encontrara en mi habitación mirándome dormir.

- Bien. - murmuré dejando caer la sabana. El me sonrío grande mirando al conejito y yo sonreí también. - ¿a desayunar? - me pregunto extendiendo su manota para ayudarme a salir de la cama.

- Si. - acepté tomándola y saliendo de la comodidad de la cama a la de los brazos de Eros. No que me importara en lo absoluto, claro. 

Su olor a canela me recibió, y mis ojos quisieron lagrimear por la nostalgia de lo que aun no perdía, pero lo ignoré.

- ¿Por qué te levantas tan temprano? - me pregunto con las cejas arqueadas, mirando divertido como me envolvía en una bata y miraba a todos lados de mal humor. - claramente no eres una mujer mañanera.

- Claramente. - acordé señalándolo con un dedo mientras bajábamos a la cocina. - Y para futuras referencias, si alguna vez me despiertas... perderás un brazo o un miembro igual de importante.

El se cubrió la entrepierna con un gemido de sufrimiento.   

- Anotado.

- Perfecto.- tome dos tazas y las llene de cafe negro, le tendí una a el y le deje que se sirviera lo que gustara de crema y azúcar, yo me embote la mía con el polvo blanco pero lo deje negro como mi humor mañanero. -tengo que manejar una hora para llegar a donde trabajo. - contesté como si eso explicara mi mal humor.

- Yo puedo manejar por ti. - se ofreció, como el pan de Dios que era.

- Oh, no. - me apresuré a decir. - ¿Qué harías todo el día? mejor quédate aquí o ve de compras, en mi trabajo te aburrirás.

- ¿En que trabajas?

- Soy maestra de kinder.

- Ah. Niños. - dijo de pronto indeciso. Yo lo miré por entre mis pestañas pelirrojas mientras bebía mi ambrosia.

- ¿No te gustan? - pregunté.

- Tengo una hija. -me sorprendió diciendo con un encogimiento de hombros. - su nombre es Hedoné la traducción mas exacta en tu lengua sería "Placer"

- Oh. - contesté intentando ocultar mi confusión.

¡Eros tenia una hija! Bueno, la verdad, era de esperarse. Era un hombre apuesto, tenía milenios de existencia y era el Dios del sexo... ¡de hecho me sorprende que solo tenga una hija!

¿Eso significaba que Lucy tenia razón sobre su status de casado? Intenté recordar lo que fuera sobre mitología griega, pero aparte de Poseidon, Zeus y Hares, no me vino nada a la mente. Mucho menos la pareja de Eros. Bien hecho estúpida, todo por pensar que lo que aprendía en la secundaria no servía para nada.

Querido ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora