Sorpresa!!!! Les traigo el siguiente capitulo que simplemente no pude esperar al miércoles para postear, así que disfrutenlo.
Y por cierto.... es desde el punto de vista de Eros :3
"Embrace reality even if it burns you" - Pierre Bergé
Eros despertó en el paraíso.
En todos sus milenios de existencia el había conocido al amor, lo había visto todos los días en su numerosas formas y representaciones. El mismo lo sentía todos los días, navegando por su cuerpo y tocándolo en alma y cuerpo. El era una deidad con el poder de sentir, ver y dirigir el amor hacia las personas destinadas el uno por el otro.
Había amado con locura y había perdido catastróficamente, pero aun en la cúspide de su relación mirando los ojos de la que en ese momento creía su amor eterno, jamas sintió aquella paz y ternura que ahora sentía mirando dormir a Gwendolyn.
Psique siempre había sido caprichosa, su amor siempre fue condicionado y era el deber de Eros mantenerla feliz para que ella le sonriera y le susurrara su amor.
Eros la había querido tanto que no se imagino viviendo siglos sin ella viva; aun la apreciaba por sus recuerdos buenos y no quería verla jamas morir, por eso no se arrepentía de convertirla en inmortal. El creía fielmente que amar significaba estar dispuesto a vencerlo todo para estar con aquella persona querida.
Psique le había regalado un siglo juntos, un siglo en el que hubo risas y besos, un siglo en el que Eros sabia que ella no se sentía completa, en los que el no era feliz. Psique era humana, y como humana que era no amaba como los Dioses. Su enamoramiento fue rápido y entregado, pero muy pronto se aburrió de ser complacida por un solo hombre y allí comenzaron los rencores y las manipulaciones, y Eros se dejo hacer, porque en ese momento creía que sacrificarse y perdonar sin cesar las acciones de su esposa era una prueba de amor.
Que equivocado había estado.
Al final todo había explotado en su cara y creyó que había perdido su única oportunidad de amar.
Eros, a diferencia de Seuz el promiscuo o su madre la Diosa de la belleza, no entendía las infidelidades, el uso del cuerpo para dar puro placer a costa de un ser amado que puede hacer mas por ti que solo llevarte al climax.
Eros sabía que el sexo era divertido, el mismo había disfrutado de el en el plano humano y con mas de una ninfa después de su decepción con Psique. Pero siempre supo que lo que estaba haciendo no se sentía ni la mitad de bien que cuando te encomiendas a otra persona, y esa persona se encomienda a ti.
Ahora, acostado de lado mirando como Gwendolyn entreabría la boca entre sueños como si estuviera hablando y respiraba largamente soltando el aire por la nariz, no solo recordó lo que se sentía amar, sino que lo sintió.
Movió las yemas de sus dedos por los hombros desnudos de Gwendolyn. La pelirroja se acerco un poco mas a el y lo asió de la cintura, el se quedo quieto esperando a que abriera los ojos, pero sorprendentemente la chica siguió durmiendo plácidamente, y hasta un pequeño ronquido le salió, Eros tuvo que aguantar la risa al tiempo que besaba su frente y nariz, mordiéndose el labio con los dientes mientras recordaba lo bien que se la había pasado con ella apenas hace unas horas.
De verdad que el conocía distintos tipos de paraíso pero jamas ninguno que involucrara a una mujer.
El timbre de la puerta lo hizo refunfuñar suavemente para no despertarla. Consideró la idea de no alejarse de la cama de Gwendolyn y dejar que quien fuera que estuviera en el marco de la puerta se fuera a freír espárragos, pero también cabía la posibilidad que volvieran a timbrar y Gwendolyn se despertara y Eros deseaba que ella recobrara las horas de sueño perdidas. Sonrío lascivo dandole un ultimo beso en su hombro desnudo, la había dejado agotada.
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Querido Eros
ChickLit••• C O M P L E T A D A ••• - ¿No sabes quien soy? - se señalo con un deje ofendido en la voz al tiempo que me miraba con descarado deseo. - Soy Eros, Dios del sexo y del amor, y por todo este mes... todo tuyo. Derechos reservados. Di NO al plag...