Capitulo 8

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Al regresar a casa, no tuve una calurosa bienvenida, todos estaban enfadados conmigo, pidiéndome explicaciones, ahora si éramos una familia, justo cuando realmente no me convenía y un horrible dolor de cabeza arruinaba mi dia. Para colmo tuve que prepararme, pues tenía una cita con el doctor que no podía cancelar y el sol no dudó en convertirse en mi enemigo, así que preferí usar gafas de sol.

En el hospital tuve que soportar los rayos x o como se llamen, miraron mi cabeza, asegurándose que todo siguiera en orden e hicieron las preguntas de rutina.

–Bueno, eso es todo por hoy. – deje salir un suspiro lleno de alivio.

–¿Cuando cree que recupere mi memoria? – el doctor levantó la mirada de los papeles que revisaba.

–No lo sé, podría ser en cualquier momento, puede que lleguen poco a poco o todos de golpe. – Volvió a concentrarse en los papeles frente a él y supe que era mi señal de salida.

Afuera me esperaba mi padre.

–¿Que ha dicho el doctor? – pregunto impaciente.

–Todo esta bien. –

–Theo y tu madre han decidido adelantarse, pero debemos ir a otro lugar primero. – miró su reloj.

–Bien. –

Bajamos al estacionamiento en silencio y entramos al auto, lleve mis manos a la radio, pero él me detuvo.

–Quiero que hablemos. – Salimos del estacionamiento y no dejaba de mirarlo impaciente.

–¿Es por lo de anoche?, ya les dije que realmente lo siento. –

–Lo sé y lo entendemos, has estado bajo mucha presión y no hemos sido de mucha ayuda. No sabes cuánto lo sentimos hija. – Me miró con una expresión de pesar. –Cuando desapareciste... Dios, no nos dimos cuenta, hasta que tu amigo Max apareció en nuestra puerte. – Me volví sorprendida a él. –Entonces empecé a reflexionar sobre cómo habíamos desarrollado nuestra relación contigo. Oh, Belle, hay tantas cosas que hemos dado por sentado y no sé si alguna vez puedas perdonarnos. Francamente no sé si tú nos elegiste o nosotros a ti, o si fue el destino. Pero desde el primer día que entraste a nuestro hogar, nunca intentamos otra cosa que no fuera darte amor y un lugar que pudieras llamar casa, un lugar al cual regresar, una familia. – Vi lágrimas asomarse por sus ojos.

–Yo... –

–No tienes que decir nada – el semáforo cambió a rojo y nos detuvimos. Mi padre aprovechó para buscar su pañuelo y limpiarse los ojos.

–No, debo disculparme. – Le susurre. –Simplemente... me he sentido tan perdida, pero también sé que he sido injusta con ustedes, me di cuenta de ello ayer y no supe cómo manejarlo. –

–Oh, cariño, nada de esto es tu culpa, ni siquiera el más inteligente sabría manejar toda esta situación. – Intento consolarme, deteniendo de nuevo el auto.

–¿Qué hacemos en la estación de policía? – El lugar me asustaba.

–Nos llamaron, aun tienen algunas de tus cosas por la investigación, pero luego de analizarlas, encontraron que ciertas cosas no eran de utilidad y van a devolvertelas. – Salimos del auto.

Vaya, hoy es el día "saquemos a Belle de la casa" sin importar su resaca. Y no había forma de decir que no. Menos mal me había cambiado a un pantalón de color negro, lo malo es que no encontre zapatos cómodos donde Max y tuve que ponerme los mismos tacones altos de la noche anterior, gracias a Dios encontré una camisa blanca de botones un poco elegante y una chaqueta larga que no luciera mal. Podría convertirme en un icono de la moda con esta combinación, quien sabe.

Lo Que No Sabes de BelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora