Capitulo 34

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Alouette, gentille alouette, alouette je te plumerai
Je te plumeras la tête, je te plumerais la tête
Et la tête, et la tête alouette, haaa

–¿Por qué estás cantando esa canción? – Theo se volvió a mí, mirándome como si fuera un bicho raro.

–Pienso desplumar a alguien... – dije de repente.

Mi hermano se removió en su asiento, como buscando no estar a mi lado, puede que incluso me temiera un poco, después de todo, ¿quien canta sobre desplumar un pajaro?, pero me encanta esa canción, más de lo normal.

–Cariño, ¿quieres cenar algo antes de ir a dormir? – mire a la señora Seydoux como si hubiera perdido la cabeza, pero estaba segura que aun seguía en shock por lo ocurrido, así que preferí negar, en vez de señalar que si había cenado y para esta hora tal vez el desayuno sería más adecuado. –Bien, supongo que todos necesitamos descansar – asentimos al unísono.

Je te plumerai le bec,
Je te plumerai le bec,
Et le bec, et le bec,
Alouette, Alouette !
Ah ! ah ! ah ! ah !

–Ya no más... – dijo Theo antes de cerrar su puerta, dándome una mirada amenazante, a la que respondí con una sonrisa en el mismo tono y entre a mi habitación en silencio, sin encender la luz.

Cerré la puerta tras de mí y fui directo a la computadora, introduciendome en un mundo prohibido de contraseñas, para llegar al historial de llamadas y encontrar la ubicación de un número o tal vez dos.

La frase Número de teléfono inexistente brillo en la pantalla.

Necesitaba tratar con más fuerza, moví mis dedos sobre el teclado a toda velocidad, hasta finalmente encontrar lo que buscaba, tome fotos de la pantalla y descargue todo un historial de llamadas privadas, bloqueadas. Y de repente, miles de preguntas se instalaron en mi mente.

–¿Qué has estado haciendo Belle? – mi mirada quedó fija en los números, tenía un momento dificil en organizar mis prioridades.

Agarre su teléfono y anote el número, fui directo al baño, creo que todos lo hacemos cuando tratamos de ocultar algo y no deseaba que nadie escuchara mi llamada. Le di a "llamar" y espere por dos minutos que alguien contestara.

Buenas tardes, bienes raíces Sadko.

¿Bienes raices?, busque algo en mi mente que le diera sentido a esta situación y recordé al profesor Rhodes, tantas cosas habían pasado desde aquella visita. Las propiedades.

Buenas tardes, llame hace unas semanas, mi nombre es Isobelle Seydoux – camine de un lado a otro.

Ya lo recuerdo, si, aquella propiedad. Ya nos han llegado las escrituras de la casa y los documentos de poder, parece que todo está en orden. Como única propietaria, finalmente puede venderla. Incluso ya nos han llegado bastantes ofertas... – La voz de la mujer fue suave, pero firme.

–¿Mi hermana me cedió sus derechos...? – Yo nunca hice tal cosa.

Si, su abogado, el señor Rhodes, nos envió los documentos la semana pasada.

No sabía cómo proseguir.

Llamaba para suspender la venta, hay algunos asuntos legales que aún no se han resuelto y no quisiera causar problemas a su compañía – dije con tranquilidad. –Estare llamando, para mantenerlos al tanto...

Entiendo, entonces sacaremos la propiedad del mercado por ahora – accedió la mujer.

Me despedí y colgué, revise la hora y me pregunté si lograría dormir un poco, ya eran las dos de la mañana, necesitaba hacer otra llamada urgente. Marqué el número tan rápido como mis dedos me lo permitieron y al segundo repiqueteo escuche su voz.

Lo Que No Sabes de BelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora