Amelia.
Desde que le había confesado a Elsen mi pequeño secreto, él se había mostrado conmigo más sobreprotector que de costumbre; su hostilidad hacia Vasilis había crecido y ya apenas podía disimularla. Mientras tanto, los planes del líder de los Opositores seguían su marcha, preparándose para el momento en el que los hombres de Habis se colaran en el palacio y las huestes de Vasilis se abalanzaran sobre ellos.
Elsen me había confesado, con la mandíbula tensa, que Habis había decidido mantener sus planes sin modificar detalle alguno.
Estaba dirigiéndose a las fauces del lobo y no quería poner remedio alguno.
Ni Elsen ni yo entendíamos por qué había decidido seguir con la establecido, sin importarle lo más mínimo el grave riesgo que estaba corriendo, pero Elsen no había podido reunirse de nuevo con Habis ya que Vasilis había requerido su presencia de manera más seguida debido a la cercanía de la batalla.
Yo seguía estando recluida en mi dormitorio, comida por la incertidumbre. ¿Qué decidiría hacer conmigo Vasilis? Aún le era demasiado útil y no podía arriesgarse a que me sucediera algo. Aunque, viéndolo de ese modo, quizá Vasilis decidiera que ayudara en el enfrentamiento: si yo moría, Vasilis haría creer a la Atlántida que había caído como una heroína y se convertiría en mi sustituto, aprovechándose de los rumores que se había encargado de esparcir sobre nosotros dos.
Mis tres doncellas parecían encontrarse tan inquietas como yo. No era ningún secreto que las tropas de Habis tenían intención de asaltar el castillo y eso había creado una nube de inseguridad dentro de los muros de palacio; la gente temía que los rumores que corrían sobre Habis, todos infundados, pudieran hacerse realidad.
Nadie quería regresar a la época en la que Xanthippe estaba en el trono.
-Majestad –me dijo Amimone, sacándome de mis pensamientos-. El Consejero Vasilis está aquí.
Un sudor frío me recorrió la columna vertebral. En los últimos días Vasilis había decidido abandonar cualquier espectáculo de cara al castillo, centrándose únicamente en movilizar a sus hombres y ultimar detalles; el hecho de que hubiera decidido salir de la sala donde se había encerrado últimamente era señal de que pronto obtendría una respuesta a sobre qué iba a ser de mí cuando Habis decidiera atacar el palacio.
Con un simple gesto de cabeza, Vasilis logró que mis doncellas abandonaran la habitación con la mirada gacha y actitud sumisa; fue el propio Vasilis quien se encargó de cerrar la puerta y dirigirme una mirada calculadora.
-Estamos a dos días del ataque que planeó Habis –fue lo primero que dijo, tratando de evaluar mi reacción-. ¿Qué harás entonces?
Lo fulminé con la mirada. El tiempo en que ambos habíamos fingido cordialidad había llegado a su fin, ahora se habían acabado las cortesías; ni Vasilis confiaba lo suficientemente en mí, como yo tampoco confiaba en él.
-Luchar por mi pueblo –declaré, recordando las palabras de la sacerdotisa Sidé-. Defender lo que me pertenece.
Esperaba que captara el doble sentido de mis palabras, mi advertencia implícita.
Habis.
El día señalado llegó sin que hubiera sorpresas de última hora. Vasilis se había encerrado en palacio, colocando a su tropa para el momento final; desde mi reveladora conversación con Tesalia, me había vuelto más huraño y cerrado en mí mismo, levantando las sospechas de Desdémona.
La chica había decidido convertirse en mi sombra, quizá preocupada por el hecho de que estuviera tramando algo por mi cuenta. Su presencia me desquiciaba, por lo que había decidido recluirme en la sala donde habíamos ultimado los detalles; contábamos con la ayuda de un reducido grupo de personas que habían decidido retirar su apoyo, sorpresivamente, a Vasilis y que se convertirían en el factor sorpresa cuando atacaran a sus propios compañeros.
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Crónicas de la Atlántida II: La conquista.
FantasyAmelia ha descubierto la verdad: su madre y su abuela tuvieron que huir de la Atlántida; su propio padre murió para que ellas tuvieran una oportunidad de vivir. Ella es la princesa perdida. Su abuela ha sido asesinada. Todas las pruebas apuntan a su...