Riachuelo de cráneos

158 31 2
                                    

Punzantes son los recuerdos del ayer.

El sonreír del muerto que cree estar vivo.

Las lágrimas del vivo, que muerto quiso estar.

Mi corazón herido sangra.

Más la venganza está en las manos del creador.

No sabría decir qué creador, ya que no creo en Dios.

He me aquí en mi retorno, con el cual no me conformo.

Entre ceños fruncidos se vigilaba mi regreso.

Nunca la muerte tuvo tan estimado encuentro.

Con los cuerpos que en el río de sangre flotaban.

Ellos me hablaban.

Me pedían que regresara.

Sólo lancé mi cuerpo.

Sentí paz.

Morí en paz, mientras la veía danzar.

Predilecta muerte.

Con sus pasos me robo lo que solía apreciar.

Detrás Del Ébano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora