Valle de las sombras

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Caminante perdido en el sendero, bote sin remos en la marea. Su despertar no es ajeno.

Predilectas armas, aquellas que posee la doncella, de hierro oxidada, abolladas están.

Barril sin fondo, sin sentimientos, sin nada. Vasijas vacías donde antes habían tesoros.

Aquella alma desterrada del tártaro, espíritu de control negro. Sin titubeos, desintegrando la duda.

Sin sangre se halla el cuerpo, sin vida, se encuentra divagando por el camino de tierra dorada, esquivando las rosas con espinas de veneno blanco.

Cerrojo sin puerta, puerta sin cerrojo, cautiva en un gran sueño, cubierta de telaraña en la oscuridad de una epifanía espontánea.

Venid y bebed, dadle gratitud a vuestra merced. Acreedora del añejado vino del pasado, embriagante.

Arcos en su rostro consta va pasando el tiempo. Tiempo de la noche. Como guerreros sin ejército atacando con frenesí.

Recalcitrante se incineraban los hogares en aquél pueblo de la oscuridad con destellos de fuego.

Detrás Del Ébano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora