Y la luna se cansó de mí

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Observo la luna distorsionada con el humo del cigarrillo, acompañado de la orquesta pacificadora de grillos, personificando al ser más melodramático que conozco, ¿quién más? Pues... Yo mismo.

Huyendo de los recuerdos, cuyos recuerdos traen consigo dolores muy intensos, que creí borrados, no lo pude evitar, el ron, hizo su trabajo, melancólico entre ansias de vómito cuando borrosa se tornaba toda la historia, aquella fábula que mi mente dirigía, prefería desmayar para así limpiar el sufrimiento, de aquél encuentro, con la señora de curvas de gran diseño, piel de vidrio con aliento a vodka, ¡qué desacierto!.

Detrás Del Ébano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora