Yo sé todo, de ella.
Ella, conoce cada rincón de mí.
En suplicio sin fin, huía de los lobos del pasado.
—¡Me han atrapado!
Rasgan la carne de mis huesos, carne que amella sus dientes ensangrentados. Lobos cuyos dientes duelen menos cada vez, o eso decido creer.
Herido.
Moribundo arrastro mi cuerpo en la nieve escarlata.
Ésta, fue testigo de mi muerte, ¡aún! Cuando la vida estuviese en mí.
Vacío, es el único sentimiento que me abarca, mi corazón entre las ramas. Ramas de rosas blancas.
Teñidas de rojo. Nadie me advirtió que las espinas herían, lastimaban si las apretabas.
Cada rosa, cada espina.
Cada gota de sangre que al rosal blanco de recuerdos borrosos teñía.
Rosas blancas que ahora como demonio sangriento, roja surgían.
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Detrás Del Ébano ©
ŞiirEl mundo suele ser confuso cuando va en tu búsqueda, las hegemonías simples son las que golpean hasta dejarme sin aliento. Las mandó el viento, triste realidad de aquellos lamentos. Detrás del ébano es el tercer poemario que escribo. Éste es el refl...