Noche sin café. Café sin noche

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Quiero verte sonriendo...
No soñar que te estoy viendo.

Noches frías, indómitas sabanas montañosas, cubriendo aquella corteza terrestre. Al solo verla podía causar mi muerte arrastrado por los ríos de imágenes que surcaban mi ilusa mente.

Entre dientes, gritaba tan fuerte, zumo del odio al mundo que la poseía.

Tenerte cerca es viajar sin maletas.

El retorno sería inevitable como la gravedad o como el hecho de que ya no estás.

Siempre estaré seguro... De que tú eres mi futuro, siendo el universo interminable, algún día de mi vida podré entenderte, más que tenerte, quererte, amarte será eterno como gotas de lluvia en la infinidad de la noche.

Y he me aquí descubriendo que la vida se basa en encontrar la eternidad como lagunas que poseemos tu y yo.

Verte volar por toda la habitación cuál ave fugaz, cuál corcel libre por la planicie volviéndome creyente de lo diferente, abstracto, prefiriendo la iridiscencia de tus ojos en el alba y ocaso, el cual presencias en las colinas de mi mente inconsciente.

¡Vamos! No huyas de la noche, ella te llama, yo ya sucumbí ante su seducción.

El muerto Enmanuel

Detrás Del Ébano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora