Recuerdos de media noche

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El pulsar de su corazón, deseo sin razón.
¿Para qué humedecerse? Si mis manos pueden tenerte.
Sólo un toque, muchos roces en mi nombre, mojando los dedos en aquellos golpeteos de tu goce.
Y no sé, si el mundo sea testigo, de mis labios sobre tu ombligo, de la danza que domino, la lengua que conoce su camino.

Detrás Del Ébano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora