Y el mundo calló, no dijo más.
Cuando sublevada estaba la noche, ella, me cubrió con su manto, gélida era la brisa, sublime, me atenazaba con suavidad.
—«¡Pelotón, firmes!». —dictó General Caqui a los vellos de mi nuca—, él era el dueño de todas mis ideas.
Cómo soldados firmes marcharon en la tersa piel. Saludando a la bandera con cada resoplar del aliento cálido.
—¡Sí Señor! —Afirmaron fuertes los valientes con destreza— «Que se preparen las tropas» —replicó el refunfuñón y necio Caqui— «Se avecina lo peor, adelante mis valientes» —agregó—.
Se ralentizó la niebla a las afueras del castillo y la luna se hizo la tonta mientras observaba atenta, los acontecimientos expresados.
Los gorgoteos de Caqui hicieron eco en la batalla, «¡Ataquen!» —expresó entre alaridos y el resoplar de su respiración con gran claridad a las tropas— Tropas valientes y poderosas dispuestas, a el bien dicho; “todo o nada".
Cuando los segundos eran milenios y los milenios, no más sino... Segundos, sin pensarlo más, él y sólo él tuvo el poder, y la besó.
«Guerras van y vienen pero mis soldados son eternos» —dijo un sabio hace mucho tiempo—.
![](https://img.wattpad.com/cover/61706564-288-k343398.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Detrás Del Ébano ©
PoetryEl mundo suele ser confuso cuando va en tu búsqueda, las hegemonías simples son las que golpean hasta dejarme sin aliento. Las mandó el viento, triste realidad de aquellos lamentos. Detrás del ébano es el tercer poemario que escribo. Éste es el refl...