Oscuro desierto

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Arenoso, polvorienta la brisa
recorre las planicies
arrastrando con ella las sombras delirantes.

El finito remolino del sentir,
sublevando la peste,
desesperación y ansiedad.
Observando con desdén, aquí en
la lejanía.

Vacío está el mar, sin olas
ni marea.
Distanciando la vida, ahorcando la esperanza.

Y allá van, incautos de la muerte que los asecha, saboreando el néctar de averno, apretando la soga el cuello.

Destellos por sus ventanas pasaban, hablaban el uno con el otro, de cómo sería sonreír. Vivir. Morir.

Fugitivos de las lágrimas chirriantes, del dolor imprevisible, de la ansiedad perpetua. Prófugos de de sus pensamientos, reconstruyendo su ser de entre los escombros de sentimientos.

Profetas del cielo, que hacia arriba lloran, y hacia abajo se dirigen.

Contendientes del sollozar. Vencedores de la eternidad.

Detrás Del Ébano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora