Diluvio en las ventanas

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La gota cae, recorre ilusa las curvas distorsionadas del rostro. Ella no discriminó. Incomodando al mundo, liberando a los demonios, demonios que van y vienen sin control. Tocó el rostro del hombre de la colina, ése de alto ego y fuerte carácter. Se evaporó en las mejillas de la damisela que a la jungla mecánica salió sin nada. En los adorados capullos de una nueva flor, al abrir sus ventanas, llenando su alma de luz. Quien fue juzgado, maltratado. Quien no murió y por quienes si lo hicieron.

La acaricié sin más que pedirle, ella desapareció. Nunca visitó de nuevo, la ventana se cerró, no hubieron más sentimientos.

Detrás Del Ébano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora