La gota cae, recorre ilusa las curvas distorsionadas del rostro. Ella no discriminó. Incomodando al mundo, liberando a los demonios, demonios que van y vienen sin control. Tocó el rostro del hombre de la colina, ése de alto ego y fuerte carácter. Se evaporó en las mejillas de la damisela que a la jungla mecánica salió sin nada. En los adorados capullos de una nueva flor, al abrir sus ventanas, llenando su alma de luz. Quien fue juzgado, maltratado. Quien no murió y por quienes si lo hicieron.
La acaricié sin más que pedirle, ella desapareció. Nunca visitó de nuevo, la ventana se cerró, no hubieron más sentimientos.
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Detrás Del Ébano ©
PoesíaEl mundo suele ser confuso cuando va en tu búsqueda, las hegemonías simples son las que golpean hasta dejarme sin aliento. Las mandó el viento, triste realidad de aquellos lamentos. Detrás del ébano es el tercer poemario que escribo. Éste es el refl...