Eslabón

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Lunes, ese lunes... ¡Dios, tu pasatiempo es seguramente divertirte viéndonos cometer estupideces! Si, supongo que es mejor que la televisión por paga. Estoy nerviosa Ian me dejo una nota en el libro que utilizare para la cuarta clase "Te veré en estacionamiento apenas acaben las clases, entra a el auto y te dejare esconder para que no te vea tu adorado" Las clase transcurrió, y al final, cuando me acerque a mi casillero descubrí otra nota. "Decidí que te quiero en el auto ahora, hoy no amanecí de tan buen humor, vamos linda obedece y tal vez mejore. PD: Si no me obedeces me enojare y tal vez nos delate enfrente de Johnny por casualidad" La arrugue con violencia y la lance al bote de basura, aproveche para ir al baño, quedarme hasta que timbraran y correr tratando de no ser vista. El pequeño bastardo quiere jugar, de acuerdo, estoy lista.

Corrí hasta el estacionamiento, estaba plácidamente recargado sobre el cofre del auto mirando a lo lejos. Me detuve a su lado, se le escaparon burlas ahogadas.

—Que gracia te da. — Le dije ocultando mi irritabilidad—Dijiste que no me molestarías y que no me amenazarías.

—Eso fue hace cinco días amor, me alegra que hayas sido tan considerada y me pidieras vernos después de tu periodo, no abras así los ojos, sabes que lo sé, no entiendo cómo es que olvidas nuestra historia.

—El problema es que no sé cómo ponerle el maldito fin.

—Es por eso que te doy esta oportunidad.

— ¿Tú me das esta oportunidad? —pregunte turbada, ¡Ja, hijo de la gran puta!

—Vamos guapa, no quieres hacerme enojar. Hagamos algo, solo por hoy dejare mis ironías y sarcasmos, aunque es un gran desventaja, no tendrás a él Ian encantador.

— ¿Cuándo has sido encantador?

—Tú lo sabes mejor que nadie. — Contesto con impudicia— Pero dejemos de hablar, sube por favor.

"El gato negro" es una cafetería a la que acostumbrábamos ir cuando estábamos juntos. Robert lo detesta y bueno, no creo que Johnny se aparezca ahí, es un sitio en el que el rock clásico y el estilo retro se mezcla en todas sus décadas, una rockola con apariencia antigua pero funcionamiento moderno, mesas estilo 50's algunos adornos de los 60's y los 80's e imágenes y posters de todos los grandes cantantes de cada década.

En el segundo piso era especial para algunos clientes y, debo reconocer que por nuestra asidua visita teníamos acceso, ¿aún lo tendremos?

Apenas puse un pie en el recinto y temblaba de nervios como si se tratase de una cita en serio, la mesera me atendió al instante, yo pedí mi malteada favorita, él me pidió que, por favor le ordenara lo mismo que yo tomara y fue a estacionar el auto en un sitio mejor, al menos eso dijo, respire para tratar de conservar la calma y que nada me tomara por sorpresa. Infundiéndome valor, me repetía un mantra. No debía estar ahí, si vale lo acepto, en la vida normal lo mandaríamos al demonio lanzándole un " ¡Jodete pendejo!" al rostro o en su defecto, recordarle a su progenitora; yo debo tener a ese ser de mi lado, o al menos neutralizarle y asegurarme que no haga nada en mi contra.

Saboreaba mi malteada de chocolate y café con mi cara reposando en mi mano y el codo sobre la mesa cuando le vi entrar, su cabello ahora se veía más oscuro y ese andar seguro, casi felino busco con la mirada y cuando me encontró sonrió con una mueca sensual. Caminó hasta la mesa y se sentó frente a mí.

—Hola—.saludo divertido

—Hola—conteste por compromiso.

—Nunca pensé que me darías tantas largas excusas, pensé que querías acabar con esto rápido como tanto te has empeñado en pregonar, además; creí que en serio lo haríamos de noche, dijiste cena—.hablo con ligera superioridad

Sí amas a alguienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora