"SI AMAS A ALGUIEN..."

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¿Cuántas veces no hemos escuchado esas palabras al inicio de una frase?

Primer día de clases, ese día en que elegimos nuestro vestuario de pies a cabeza, lo estrenamos o combinamos. Lucimos un excelente peinado y un maquillaje que resalte aún más nuestro hermoso rostro. Nuevas libretas que muestren nuestro estilo, mochila, lapicera tal vez una laptop o tableta; y esa sensación de novedad por el nuevo año o ver a uno de esos guapos chicos nuevos.

Pero, no está del todo lista, sus útiles son viejas libretas a las que ha quitado las hojas sobrantes sin utilizar, haciendo otra nueva a partir de todas esas páginas limpias. Los lapiceros, pues no están tan mal, quizá un poco mordisqueados (un hábito que tiene que dejar) pero aún sirven.

Se ducho, puso música mientras lo hacía le llega un mensaje ¨no alcanzo a pasar lo siento¨ ¡mierda! dice entre dientes, se apresura para secarse, pantalones de mezclilla rectos, una playera café y una sudadera negra conformaron su atuendo obviando su ropa interior de algodón. Tomó un viejo morral, se calzó unos botines cafés y salió de su hogar, era un buen vecindario no el típico de ricos de casonas impresionantes pero sí un poco holgados, frente a su casa estaba la mudanza del vecino por lo que tendría que tomar el bus en la esquina, corrió hacía allá. Ya era tarde abordó el autobús y apenas llegó a la escuela cuya puerta principal estaba a punto de cerrarse, se escurre rápidamente y con sorprendente ligereza llega con la secretaria quien entregó su horario, su primer clase era historia, por lo menos algo que le gustaba.

Afortunadamente no estaba el profesor, tomó asiento en la penúltima butaca, sí; como se habrán dado cuenta es una vida aburrida y está de más admitir que no es muy alegre, es un poco neurótica.

—¡Hey, ya llego la amargosa! — Grito Daniel, lo odia, pero más odiaba que el mismo baboso del año pasado estuviera de nuevo en el grupo. —¿Qué tal te va "neuras"?

Algunos rieron con su estupidez, respiró profundamente y apretó la mandíbula, su temperamento provocaron reportes y los reportes baja de puntaje, por consiguiente bajas calificaciones. Y esto desencadenó el peligro de reprobar. ¡Benditos sean los exámenes extraordinarios! Clavó la mirada al frente para evitar a Daniel, pero un ligero olor agradable a tabaco inundó su olfato, no era ese olor nauseabundo y apestoso que se mete a la garganta y hace que aprietes tu nariz y te lloren los ojos. No, este era agradable y suave; con el rabillo del ojo busca la probable fuente de ese olor, era el sello distintivo de alguien relajado, se atrevería a decir que de un bohemio, y, a juzgar por todos los fabricados del aula de escandalosas risas no era ninguno de ellos, tal vez de Robert pero todavía no llegaba y bueno, era imposible él no fuma.

Sentía esa sensación de alguien observando miró a la derecha en línea con su butaca y descubrió a su vigilante, un chico de mi edad, alto de tez clara, cabello castaño oscuro un poco crecido, ojos grandes color marrón y de labios, bien, ¡que diga! Carnosos y rosados es un chico muy atractivo lo tiene que reconocer. Ambos sostienen la mirada, ella trata de intimidar con esa mirada de enojo que le funciona con los demás, pero él ni siquiera se inmuta. Ahora era un reto ¡dios no parpadea! Le molesta un poco, no es que no la halague, es muy guapo, solo que no está lista aún, no ha sanado pues sigue pensando en su ex. En ese instante llegó el profesor la competencia de sostener la mirada ha terminado, después llega Robert, disculpándose por su tardanza y pidiendo permiso para entrar, se lo permiten.

—Chicos a sus lugares iniciemos la clase— dio la bienvenida a este año escolar tratando de motivarlos para ser mejores alumnos.

—¡Wooah! Que emoción—murmuró Robert apenas audible para mí, y se colocó a mi lado izquierdo, claro en su butaca.

—Bien -continuó el profesor —este año para evitar rezagos en la entrega de sus proyectos trabajaremos en parejas, — apenas dijo esto y todos se disponían a formar su "equipo" —¡No, no, no, serán parejas asignadas por números de lista!

—¡Aaah! — la desilusión fue expresada al mismo tiempo que el profesor de voz nasal empezó a formar las parejas de trabajo. Ni siquiera puso atención porque estaba totalmente convencida de que trabajaría con Robert pues él es sucesor en la lista, hasta que no escucho Crane con Downey sino Crane con Depp.

—Espere, ¿Quién es Depp? –preguntó la chica con un tono molesto.

—Pues es él — dijo señalando al el chico del olor a tabaco que retaba con la mirada —y tu Downey, tú trabajaras con Evans.

—Profe ¿Qué le cuesta dejarme aquí? — preguntó Robert en tono infantil.

—¡No se comporte como un niño! — ordenó el profesor. —Ya son jóvenes académicos, no lo olviden.

—¿Me podría dejar con Robert? —Rogo en el mejor tono posible

—No, ¡deja de ser tan huraña! — su mandíbula cayó por lo que le contestaron.

—¿Qué tan mal te caí? —preguntó en voz baja el tal Depp mientras seguían ordenando las parejas de trabajo.

—Digamos que no me gustan los que se la pasan vigilándome. – contestó con ligeros aires de superioridad.

—Yo no te vigilaba —contestó a la defensiva.

—No, sólo insistían tu mirada. —dijo burlona.

—Tampoco debo soportar tu mal humor. Trataba de encontrarte forma–le regreso en el mismo tono que ella.

—¡Bien, entonces que nos asignen otras parejas! —Creía que lo iba a conseguir de una manera u otra.

El profesor deslizó una hoja en nuestras mesas con el tema a exponer, la página del libro en donde estaba y la fecha a entregar y escrito en letras grandes y rojas al inicio de página:<<NO HABRÁ CAMBIO DE COMPAÑEROS SIN EXCEPCIÓN>>

– Por favor acérquense con sus compañeros para que se organicen – pidió el profesor, todos empezaron a moverse, ella le echó una última mirada de ayuda a su amigo que tuvo que alejarse con su pareja de trabajo.

—Entonces, aquí estamos. — dijo el chico Depp dejándose caer con pesadez la cabeza sobre el respaldo.

—¡Ajá!—Asintió de mala gana—lo haré todo y te daré algo fácil para que leas.

—No soy un inútil—contestó un poco ofendido Depp.

—¡De acuerdo! —gruñó—entonces mitad y mitad.

—¿Cuál será tu mitad y dónde trabajaremos? –pregunto tomando su lápiz para escribir una nota.

—Tú en tu computadora y yo en la mía, pensé que no eras un inútil. —siseo con sarcasmo.

—¡Vaya que eres encantadora! Nos vamos a llevar muy bien. No tengo ninguna duda. — se burlaba el chico mientras ella rodó los ojos. —solo que no tengo porque aguantar tu mal humor, yo no te he hecho nada y no te da ningún derecho a desquitar lo que sea que te haya pasado conmigo. – soltó al final.

—No me estoy desquitando nada, solo deja de verme de esa forma como si fuera un maldito bicho raro, como si te diera lástima, no necesito tu lástima. –contestó molesta.

—Créeme que no te la tengo, ahora mismo estoy sintiendo muchas cosas y lástima no es una de ellas. —dijo como si solo lo hiciera para molestarle —estoy pensando lo mismo que tú piensas de mi. — ella abrió los ojos con sorpresa, la sorprendió –¡No sabía que también me imaginabas en traje de porrista! –dijo juguetón.

Ella se esforzó por ahogar una risa, ¡no puede ver que le da risa! No quiere que se le acerque otro chico, solo quiere a su amigo su único amigo a nadie más. Hundió sus labios dentro de su boca fingiendo enojo, era muy difícil el chico le empezaba a agradar a pesar de sus esfuerzos de mantenerlo a raya. – Cállate ya por favor. –fue todo lo que atino a decir.

El timbre sonó. Ella se dirigió con rapidez a la salida antes de salir por el umbral se detuvo para levantar su mano a la altura del hombro y sin voltear, doblo cuatro dedos dejando erguido el dedo cordial mostrándoselo, en respuesta escuchó su risita al salir por la puerta para dirigirse a las próximas clases.


"Es que tu mirada es como un hechizo y en su reflejo me siento vivo"

Sí amas a alguienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora