Chocolate, lluvia y confesión

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Parecía que a Johnny le gustaba pasar ratos conmigo y Robert que ir a una fiesta, tiene más amigos, pero, al parecer le gusta más ese pequeño grupo que somos.

Cierto era también que no le conocía del todo, ¿qué más da? no creo que sea peligroso, o tenga un retorcido secreto,... ¿O sí?

       

¿Era eso probable?

Es decir, para un tipo que ante los demás es un poco misterioso, ceñudo y da la apariencia de malhumorado y que conmigo sea todo lo contrario ¿eso lo hace un maestro de la mentira?

  No, no es cierto, ¿Cómo puedo dudar de él?

La tarde después de la escuela y todos esos exámenes que resolvimos fue a mi casa, lo noté un poco... introvertido.

  El es un chico un poco tímido pero con quien ya tiene confianza no, estaba un poco raro.


-¿Te pasa algo, Johnny?

-No, no te preocupes encanto, no es nada.

- ¿Estás seguro? 

-Seguro.- sonrió rápidamente. Y volvió a guardar silencio. Definitivamente era algo, tal vez no grave, pero lo tenía pensativo.

-Sea lo que sea, -dije acercándome lentamente - puedes contármelo y haré lo que sea para ayudarte. 

Y puse mi brazo sobre su hombro, como señal de apoyo, él tiró de mi muñeca hacia él acortando la distancia entre los dos. 

-Eres un encanto Janís; por eso me encantas. -puso sus manos en mi cintura me pegó a su cuerpo. Y beso mis labios suavemente.

-¡Espera!- le dije separándonos- no deberíamos, ya sabes esperar a que mi mamá saque el coche y se vaya.

-Mmm me encanta la idea.- contesto con un tono pícaro. - ¿Tu madre se irá?

-Aja, va por su trabajo, mientras mi mamá este en Nueva York mi padre me cuidara.

-Así que... ¿tendremos el fin de semana para nosotros?- preguntó bajando el tono.

Asentí.

Después de que mi madre se despidiera, me diera las mismas instrucciones de siempre: llámarme diario, te deje dinero en la alacena, nada de fiestas, nada de novios después de las ocho, en el refrigerador hay suficiente para la semana, tu padre no vendrá tiene varios vuelos. Si tu hermano llama dale mi nuevo numero, salúdame a Elsie (mamá de Robert) cuídala Johnny,nada de nada, el auto solo si es muy necesario lo tomas...

Si, si lo mismo de siempre. Se despidió por enésima vez y se fue. 



-¿Y ahora qué hacemos?-pregunte con un poco de fastidio.

-Tengo muchas ideas en mente.- se acerco coqueto.

-¿Cómo cuales?-le seguí el juego.

-Tú y yo con chocolate, no sé piénsalo. -reí, él se acerco más.

-¿Chocolate? ¿En serio?

-No me refería a ese chocolate caliente, me refería a uno derretido que se come de la piel de mi pareja.- me guiñó un ojo.

Reí no de burla, me encantaba, me hacía feliz simplemente. ¡Era un completo coqueto! Y adoraba a este coqueto, bueno Robert también era pícaro y me hacía reír siempre y fue mi apoyo en tiempos difíciles, el amor definitivamente Johnny tenía su encanto, su misterio que me encantaba, amaba a Johnny, estoy segura lo amo...

¿De qué estaba hablando?


-Entonces, ¿qué dices? Chocolate o una película,-dijo levantando el DVD de "Scarface"

-O una cena, para celebrar que estamos solos.

-Creo que me gusta más la idea.

-¿En serio?

-No.- dijo jugando, sonrío y nos unimos en un beso

 Nos dispusimos a ver la película. Pero a media película un relámpago ilumino la casa, y después la dejó en tinieblas, el agua golpeteo los vidrios de las ventanas.

 -¿Tienes velas?-pregunto Johnny.

-Si en el cajón, de la cocina, el tercero- fui a donde estaban para sacarlas.

-Encontré los fósforos.- lo escuché

  A tientos nos encontramos, el sonido de la cerilla encendiéndose vino después, iluminando el rostro de Johnny. ¡Qué atractivo es! Mordí mis labios acercando el pabilo para encender las velas, 

Johnny seguía ahí, como embelesado.

-¿Qué pasa? -pregunte

-Me encantas

-Te aaadoro.-vacilé un poco, tenía miedo de decirle que lo amaba, no quería arruinarlo.

-No sabes cuánto te quiero, mucho, en serio demasiado

   Sonrío y nos unimos en un beso, un beso que fue tan maravilloso, que puso al cien mis sentidos, que subió nuestra presión sanguínea porque se dio una pelea, pelea por el control, me tomó de la cintura, acercándome más, tomé el cuello de su chaqueta, atrayéndonos; me cargó subiéndome a el desayunador de la cocina. Metió su mano a mi blusa acariciando mi clavícula, nos separamos para tomar aire; unió su frente a la mía.

-Creo que...te amo.

Mi corazón saltó como loco.


-¡Johnny!

-Si te amo. ¡Te amo Janis te amo!

-Y yo a ti.

Me quito mis gafas, puedo ver sin ellas, me las dieron por mi miopía.



-Amo tus ojos, tu boca, tu naricilla,-sonrió levemente a cada palabra se hacía más amplia su sonrisa -como se abultan tus mejillas cuando sonríes, tus piernas, tus manos sobre todo cuando no las quitas de mí, todo, todo.

Me volvió a besar, tomó una de las velas encendidas sobre la mesa y subimos las escaleras hasta mi habitación.

Sí amas a alguienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora