Reinventarse

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Con la cabeza apoyada en el respaldo del asiento aun resonaban las palabras de Johnny, pedirle que fueran amigos, es como pedirle al aire que deje de soplar. Imposible pero a veces cede. Se sorprendió de no verse llorando ante eso. ¿Era acaso más fuerte? Ojala, se sentía bien, claro que lo amaba, no era la falta de este lo que no le provocaba las lágrimas. "Si amas a dos personas al mismo tiempo..." se repetía y reconoció que tenia razón, aun sentía algo por Ian cuando Johnny llego a su vida, no solo era odio, recordó cuando lo vio en casa de Robert, el día que le pidió ser pareja, cuando puso un pie y lo vio, atractivo por mucho de lo que era.

Y cuando vio esos labios que tantas veces beso y deseo en secreto, esos ojos azules que le reconfortaban. Tenía ganas de volver a sentirlo, sabía que si se hubiesen dicho las palabras adecuadas lo perdonaría y olvidaría a Johnny. Pero tomo la misma decisión que el ahora, lo escogió a él. Entonces no podía culparlo. Gruño reconociendo que podría llegar a ser amiga de Johnny y tal vez de Ian.

Bajo la cabeza y miro a través de la ventana, el autobús siguió la curva del camino haciendo que los arboles se movieran graciosamente, ahora el sol le daba de frente. Entorno los ojos, pensando en los ojos de Robert, seguramente esos ojos hermosos se verían mejor ahora, sintió como sus músculos se estiraron al igual que unos contrayéndose para formar una sonrisa. Robert es guapísimo, reconoció; tenía que verlo, quería contarle que había terminado con Johnny, vaya necesidad era ahora, quería que la reconfortara.

Era una combinación extraña, estaba feliz por ver a Robert al final del día, y triste por haber desperdiciado el tiempo con Johnny por una pelea, supo que extrañaría ese olor peculiar y delicioso, sus brazos fuertes alrededor de ella, ese pecho en donde podía quedarse por horas, y sus mayor debilidad, su perfecto mentón, extrañaría todo, sus labios, su voz, su sonrisa un poco tímida, sus ojos, sus manos y la enervante manera en que se movían cual experto acariciando las cuerdas de una guitarra arrancando en cada vibración que provocaba la mejor melodía, y sobre todo ese calor que la reconfortaba.

El autobús se detuvo en la primera parada, ella tenía que bajar en la tercera pero corrió a la puerta y salto fuera de él. Corrió a casa, consciente de que debía llegar a su refugio lo más rápido posible para poder recordar y extrañar los momentos. Todos alguna vez lo hemos hecho y es comprensible cuando alguien lo hace, es lo que se necesita para no quebrarse de repente en cualquier lugar.

Lloro aunque no fue a mares, en menos de dos horas se sentía mejor, limpio su rostro, entro al baño, se acomodo todo lo que había haloneado de su ropa, acaricio sus labios trayendo a la memoria los de Johnny, ¡Dios esto iba a ser peor de lo que se esperaba!

Y por Ámber...ese dolor se volvió furia, ¿lo volvería a hacer?; ¿ella habrá sido la culpable? ¿Le quito a otro? esto no le importaría si no fuera su cariño de por medio...tal vez este es el problema, reflexiono.

"Si no entregara tanto como doy, si no fuera tan intensa en el amor, si no diera todo, si me midiera en mi cariño... el dolor seria menos."

Tal vez debería ser como era, sí; ese es el problema, el amor y todo lo que implica es increíble como cambia a las personas, esa fue la razón del suyo, debía ser ahora mejor, todos debemos reinventarnos.

Y ya estaba harta de ser débil.

Sí amas a alguienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora