Dame un respiro

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Todos mis útiles, cuadernos y libros yacían en el suelo, las bolsas del morral que utilizaba para transportarlos estaban abiertas y vacías mientras gasto mis sesos tratando de recordar y mis dedos se amorataban por la fuerza con que los mantenía cruzados. Un vacío oscuro y sin fondo parecía formarse en mi estómago ante la idea de haberlo perdido tan torpemente.

Y de repente ¡se hizo la luz! Lo deje en la mesa o seguramente en el sofá de la dichosa cafetería. Pues al salir huyendo de Ian y ese extraño sentir que surgió sólo tomé las gafas  ¡Ay idiota! ¿Sabes lo que hará él sí lo tiene y descubre su contenido? ¡Por supuesto que lo sé y de sobra! Mis desnudos talones resonaban en las escaleras al descender , tomé el teléfono y marque mi número. Sonó, sonó, sonó, y al fin su odiosa voz contesto.

—Hola señora Crane, soy Ian.—contesto demasiado feliz, apuesto a que se relamía como si se tratase de un león limpiando la sangre de sus bigotes. 

—¿¡Así que pretende hacerle creer a mi madre que estoy contigo o qué!?—reclame sin gritar.

—Por supuesto que no Janis, me sorprende lo mal pensada que te has vuelto. Simplemente le comenzaría que lo perdiste después de haber hablado y pensado las cosas para después basarnos, ya sabes, lo ocurrido. ¡Claro! En caso de que preguntase .

—Devuélvemelo —exigí.

—¡Puf ! ¿En donde están tus modales? O sea, me despiertas y simplemente me reclamas, no te importa. Estaba ilusionado ¿Sabes? Dije: ¡Hey! me ha llamado para saber sí tengo su móvil, le diré que sí, me agradecerá y después me deseará las buenas noches.—Ya me imagino su sonrisa burlona de lado. Siento la furia burbujear en mi,

—¡Para ya que no estoy de humor! Estoy cansada, molesta y tengo sueño así que por favor, te pido que me lo devuelvas .

—¡Claro que sí joder! Bajos mis condiciones.

¡Esto es el puto colmo! Sentí vértigo, en mi garganta se acumularon los insultos y los gritos de enojo exigiendo salir, lo impedí pero parece que en algún punto llegará la explosión. Apuesto a que la vena de mi frente está saltando.

—¿Sigues ahí? ¿O te ha comido la lengua el gato?—canturreo.

—Sí— ¡maldito bastardo! — te escucho —¡Hijo de cien mil putas! — ¿Cuál es tú condición?—¿oportunista puñetero ?

—Primero que nada, debes ser amable conmigo, excesivamente amable diría yo. Segundo: no te lo daré en el colegio vendrás a mi casa a buscarlo tú sólita sin que nadie se enteré y mucho menos te acompañe. A cambio de tu preciado aparatito vas a darme tiempo, todo el tiempo que me apetece y sí estoy conforme lo tendrás enteramente tuyo de nuevo.

—¿Estas loco?— dije sin creerlo— ¿Cuanto de mi tiempo voy a desperdiciar en ti?

—El que me apetezca lindura, el que me apetezca. Ya te dije que sí estoy conforme te lo devolveré, si somos sinceros te conviene, el que nadie sepa lo que contiene. ¿No es cierto? Que bien me lo puedo quedar yo, no me estorba en lo absoluto y hasta le encuentro una maravillosa utilidad y desde luego un enorme potencial. Sabes bien a lo que me refiero, así que no estas en posición de siquiera chistar.— tragué amarga saliva— En cuanto acaben las clases te quiero aquí en la puerta de mi casa— colgó.

Me quedé helada su voz diciendo «Sabes a lo que me refiero» seguía resonando en mis oídos. Tenía que acceder a todo lo que  pidió... Mejor dicho que exigió .


Al día siguiente Allyson llevo un justificante a la escuela, no quería acercarme pero ella me vio y me alcanzo acorralándome en la pared.

Sí amas a alguienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora