CAPÍTULO LXIV: ¿Quién sorprende a quién?

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Las ojeras en el rostro femenino eran notorias, --Un ensayo más, Mai-san—emite Takeshi que ve a la vocalista agotada. Toma un sorbo de agua y prepara una vez más su voz, sería el último ensayo para comenzar con el plan, ya que tendría que buscar los argumentos convincentes para faltar al matrimonio de Hong Ki, aunque sabía que su amigo no se lo iba a perdonar, sin antes ser testigo del enojo del pisciano.

--¿Cómo le haremos mañana finalmente?—emite ansioso Takeshi.

--Yo hablaré con Hong Ki, pasaré por ti al departamento y llegaremos en silencio al lugar.

--¿Llegarás viva?

--Sí, obviamente Hong Ki no querrá verme ni en pintura, pero no importa, después se le pasará.

--Él ya te ha advertido.

--Tranquilo, todo saldrá como lo planeado—le guiña un ojo.

--¿Ira él?

--¿Quién?—ordenando su bolso.

--Yong Hwa—esboza una sonrisa.

--¿Por qué tienes que mencionarlo?

--Me gusta verte molesta—sonríe travieso.

--Tonto.

Se despidió de su amigo y compañero, para apresurarse a bajar las escaleras, mientras Takeshi cierra la puerta al perder la silueta femenina de vista. Rascando su cabellera, siente vibrar su celular, sacándolo rápidamente, --40 mensajes de texto—emitió con sorpresa, recordó que su celular no dejó de vibrar en su bolsillo durante el ensayo, pero atenderlo significaría muchas preguntas de Maichiru, y ella era la que menos debía enterarse, se la tenía que jugar a costa de lo que fuera, aunque eso significara perder su amistad.

Llegó el momento de actuar, inhala el suficiente oxígeno para sus pulmones, caminaba en círculos a las afueras del departamento de soltero de su amigo Hong Ki. Pero sabía que era muy arriesgado venir a contarle que no asistiría al gran acontecimiento, tenía que asumir el riesgo, sería la única forma de asegurarse que todo saldría como lo planificado. Armándose de valor, presiona con su dedo índice el timbre del departamento, escuchándose la característica voz del joven ante el citofono. Al anunciarse, se abre automáticamente la puerta y la joven ingresa, para sacarse los zapatos y caminar descalza hasta donde se encontraba el joven, que estaba vuelto u huracán de nervios.

--¿Por qué esa cara?

--¿No es obvio? ¡Me caso mañana!

--Pero hombre si nadie te está obligando—acomodándose frente a él.

--Sí, pero... no quiero cometer ningún error en la ceremonia... tengo miedo que pueda tropezar o se me olviden las palabras cuando...

--Hey, si no es nada del otro mundo, eres un excelente actor, cantante, productor, hasta casi bailarín, ¿Por qué la preocupación?.

--¡¡No es lo mismo!!—increpa.

--Tonto, todo saldrá bien.—sonríe ante el rostro nervioso del joven.

Maichiru se pone de pie para buscar un vaso de agua y ofrecérselo a su amigo, tendría que buscar la oportunidad para darle la noticia, pero sabía que no la encontraría, así que la única opción que tenía sería no dilatar lo inevitable.

--¿Mejor?

--Sí, no hay nada como el agua con azúcar para calmar los nervios—posando el vaso sobre la mesa.

--Yo, necesito decirte algo—emite con seriedad.

--¿Te casas también?.

--No, tonto, si ni novio tengo.

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