CAPÍTULO LVI: Verdad

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Sintió cómo el corazón se le detuvo en aquel instante, sus labios se secaron y su respiración pareció entrecortada --¡¿Qué diablos estás diciendo?!—pensó la joven inmóvil. Se sentó en el suelo con dificultad, su alrededor pareció tornarse borroso y aquella musiquita del restaurant desapareció, teniendo solo el eco de la voz de su mejor amigo. Pero de alguna forma no entendía, o sea... ¡¿Cómo?!, se puso de pie aún aturdida, miró el teléfono y aún seguía en línea con su amigo –Esto tiene que ser una broma de pésimo gusto...--murmuró para dejarlo sordo con un grito a su pobre amigo.

--¡Es la verdad! ¿Cómo voy a estar mintiendo con algo tan delicado?—insistió Ryu Jin.

--Seré paciente contigo... pero de verdad que no estoy para juegos—bufo la joven.

--¡Mai es la verdad!

--Estoy ocupada, tengo una reunión.

Le colgó ante los lamentos de su joven amigo. Tenía tanta rabia, odiaba con todo su ser las bromas de aquel calibre, froto su cabellera indignada, esta no se la iba a perdonar.

Volvió a la mesa, y sonrió ante la señora que la miraba curiosa. No pudo evitarlo, seguía aquella "verdad", dándole vueltas en su cabeza, --¿Cómo se le ocurre que podría ser posible aquella descabellada idea?—se pregunta Maichiru mientras observaba a la mujer en silencio, era imposible, pero... --¿Por qué tendría que hacer una broma así?—jamás habían tocado el tema después que él le contó lo de su verdadera madre... --¿Por qué ahora?—se asustó, algo no andaba bien, ahora que estaba pensando con la cabeza fría parecía tener sentido aquella actitud de su mejor amigo. De pronto recordó algunos detalles, la familiaridad de aquel nombre y algo muy importante que había pasado completamente por alto, la descompensación de su padre, al hacer el jaque, se atoró con la comida al darse cuenta que aquello no parecía ser tan descabellado.

--¿Estás bien?—ofreciéndole un vaso de agua—Mai...

--No se preocupe, estoy bien—tosió un poco y se reincorporó.

--Estás pálida... ¿te preocupa algo? ¿Está bien tu padre?

--Sí... me distraje, lo siento.

La miró una vez más, mientras la mujer conversaba con el mozo para el siguiente plato. Su corazón se descontroló, era imposible, imposible –Por eso mi papá...--sus pensamientos se estrellaban entre sí, cada escena con aquella mujer parecía atropellarla en sus pensamientos, --¡No!—grito sin pensar, se estaba volviendo loca, tenía que aclararlo ahora o nunca.

--¿Estás bien hija?—se asustó.

--Por favor no me llame así—susurró—Tengo que irme.—se puso de pie.

--Lo siento, si quieres puedo llevarte a casa.

--No—emitió tajante.—Tengo que hacer una parada antes. Gracias.

La señora la vió tomar su guitarra y el bolso, y se marchó sin vuelta atrás. Aquella reacción había sido inesperada, bueno su ex novio y Yong Hwa le habían advertido del impredecible carácter de la joven, pero de alguna manera, se había quedado intranquila la joven señora.

Yong Hwa discaba una vez más en su celular, pero el buzón de voz atendía la llamada. Estaba fuera del restaurant, esperándola ya que le había sido imposible comunicarse con ella. Miraba desde su automóvil hacia el lugar, pero no había mucho movimiento, salir sería arriesgado desde el punto de vista de su novia pero era la única oportunidad que tenía, ya que ni la señora Yun contestaba el teléfono, inquietándolo. Cruzó rápidamente la calle, escondió sus manos en los bolsillos de su chaqueta e ingreso al restaurant, donde le pedían la reserva que en teoría debería haber realizado con anticipación. Intentó mirar hacia el interior, y ahí estaba la Señora Yun, que distraídamente miraba el paisaje que le ofrecía el elegante lugar –La Señora Yun me citó—mintió, obteniendo una respuesta positiva al ser recibido.

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