CAPÍTULO XLIII: I can't believe

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                En el abismo del silencio sintió el sonido del tragar doble por su garganta después de aquellas palabras recién emitidas. Su mirada se posó en el rostro estupefacto de la joven, que agitaba sus pestañas precipitadamente. Inhala el suficiente aire para sus pulmones, aún mantenía atesoradas las delgadas manos femeninas pero el tiempo se había detenido para Maichiru. Ya conocía muy bien aquella mirada profunda, los ojos cafés escondían el abismo de los agitados pensamientos femeninos, sabía que no tendría una respuesta inmediata ya que lamentablemente era de las personas que daban demasiadas vueltas a las decisiones. Aun hipnotizado por el rasgado mirar femenino, intenta grabar el rostro de la joven en su mente, delineaba la fina nariz de la joven terminando sus ojos posarse en los delgados labios que aún tenían el tinte rojo del lápiz labial, tentándolo en saborearlos pero sabía que no era el momento, no quería ser el perturbador de los profundos pensamientos de la joven. 

Deslizaba su mano hacia el rostro femenino para reacomodar el flequillo que caía sobre los ojos rasgados, aún inmóvil, no reaccionaba al roce de sus dedos ni de su intenso mirar, ¿Cómo tenía que interpretarlo?. La observaba una vez más, su rostro brillaba con la tenue luz de la calle y su mirada seguía perdida en la misma confusión. No la presionaría, le daría todo el tiempo que necesitará de esa noche así que el viaje de regreso sería más lento que el tradicional. Encendiendo el motor del automóvil, fija su mirada en la pista ante el silencio de la joven que ahora desviaba sus pensamientos hacia el horizonte. Tomando la ruta principal, mantenía una velocidad promedio, necesitaba saber esa misma noche la respuesta, no quería seguir esperando, ya no lo encontraba necesario y Seohyun ya no es tema para su vida. Necesitaba seguir con su mirada concentrada en la pista, ahora se detenía en una luz roja, a su alrededor se destacaban letreros llamativos y destellantes, anunciando la bohemia noche – Nunca hemos salido juntos a un bar… - pensaba el oriental dibujando una sonrisa en su apacible rostro, pero sabía que ahora no era el momento para salir juntos como una cita y talvez tampoco cuando la testaruda joven aceptará su proposición.

El silencio de la noche les seguía haciendo compañía, esta vez estacionados frente al hogar de la joven. Seguía pensativa, cabizbaja y ninguna palabra emitida durante todo el trayecto, se había convertido en la peor tortura de su corta existencia. Apoyaba su cabeza en el respaldar del asiento, confundido, ansioso y dolido, la quería demasiado, y el silencio después de tan importante pregunta para él, lo estaba matando lentamente. Cerrando los ojos intenta silenciar sus traicioneros pensamientos y de mitigar el dolor agudo en su corazón, pero escucha deslizar la mano de la joven por el cinturón de seguridad y abriendo la puerta del automóvil la ve bajarse. De un solo impulso se baja activando rápidamente la alarma, su corazón estaba descolocado aumentando la ansiedad, - Mai…- musita Yong Hwa, quedando la joven inmóvil al escuchar su nombre, se acerca unos pasos a ella notando el tremor en el cuerpo femenino – Mai… ¿estás…-- Yong Hwa palideció, sus manos se posaron en los pequeños hombros encogidos y sintió un escalofrío recorrer su tonificada espalda. Su corazón palpitaba cada vez más rápido temiendo que le faltara sangre para bombear, estaba al borde del colapso. 

-          Yo… – balbucea Maichiru.

-          ¿Por qué… es tan difícil? – pregunta temeroso Yong Hwa.

-          Porque eres tú – emite la joven.

Un suspiro dejo escapar lentamente, su corazón tomó un respiro y sintió relajar su cuerpo. Lo sabía, Maichiru destacaba por su terquedad pero también por un evidente mal de amores, si lo pensaba bien, sería el segundo novio, después de Jong Hyun, lo que lo pone en un incómodo lugar porque el exnovio de su chica resulta ser su compañero y amigo. Intentaba ordenar sus pensamientos y no sucumbir en sentimientos encontrados, pero también recordaba que quedó bastante herida, resentida y desilusionada, --¿Qué le podría ofrecer yo?­--, sabía en la situación en la que estaba, tampoco es que tuviera tanta experiencia, pero quería amar sin condición, sin miedo ni ataduras, quería amarla a ella, por ser simplemente ella, Shinen Maichiru, una joven testaruda como ella sola, dotada de una magnifica voz y más encima una nueva fan de los felinos, ¿Cómo no amarla?, tenerla a ella en su vida significaba un sentido diferente, un despertar con alegría, ya no sería un corazón solitario sino que acompañado por ella, por su testaruda Maichiru ¿Por qué se iba a quitar la oportunidad de amarla hasta el punto de sufrir por ella? ¿Por qué lo haría?, estaba dispuesto a arriesgarse a todo, a sufrir, a reír, a llorar, todo por ser ella, porque quería convertirse en su hombre, el que la proteja, en su apoyo incondicional, en su razón de alegría como en sus disgustos, quería ser su paño de lágrimas como también su saco de boxeo, estaba dispuesto a todo para solo estar con ella, aunque tuviera que mantener todo en secreto y morir ahogado por la felicidad que significaba la mujer que tenía en frente. 

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