Capítulo 5: Recordandolo

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Llegamos a la salida y hay ya me esperaba Megan de nuevo con Logan. ¿Logan? ¿De nuevo juntos? Esto ya esta sospechoso. Tome a Jake del brazo y camine hacia ellos.

-Hola chicos, este es Jake-Le dije mirando a Megan.

-Hola, yo soy Megan, la mejor amiga de Sky-Dijo dándole la mano-Espero y seas un buen partido, quiero un buen cuñado.

-No puedo creer que hayas dicho eso-Mire a Megan sorprendida y con las mejillas ardiendo de la pena, ella solo se encogió de hombros para después reír.

-Tranquila, lo seré-Respondió Jake bromeando.

-Hola, yo soy Logan-Dijo Logan repitiendo el mismo procedimiento de la mano que hizo Megan.

-Y yo Dylan-Dijo este llegando hacia nosotros, maldito fastidioso-Y te advierto que si te acercas mucho a mi chica te la veras conmigo. ¿Entiendes?-le dijo mirándolo amenazante

-Calma campeón, que por aquí no veo a ninguna de tus chicas-le dije haciendo énfasis.

-Me refería a ti-Dijo mirándome como si fuera obvio.

-Pues yo no soy tu chica, así que deja de amenazar en vano-le dije rodando los ojos y cuando este fue a responder tome a Jake del brazo.

-Nos vamos en cinco Megan, solo déjame despedirme-Me fui de ahí escuchando un "okey" de parte de mi amiga y viendo como el idiota de Dylan me miraba molesto. ¿Qué rayos le pasaba?

Me despedí de Jake, intercambiamos número y él prometió escribirme deseándome las buenas noches a lo que acepte encantada. Este chico es hermoso ¿ya lo mencione?

Me fui con Megan y luego de dejarla en su casa me dirigí a la mía, llegue y mis padres no estaban, subí a mi habitación, tome una ducha y caí rendida en un profundo y maravilloso sueño.

Me levante y la hora de mi teléfono me indicaban que eran las ocho de la noche. Genial, casi caigo en coma. Baje a la cocina y note que mis padres estaban sentados en el sofá.

-Hola-Los salude mientras tomaba asiento en el sofá individual

-Hola-Respondieron los dos sin mirarme.

Genial, nunca estaban conmigo y cuando estaban ni me miraban.

-Mm bueno, creo que saldré-dije, quería irme de ahí, me sentía totalmente invisible para mis padres, necesitaba aire libre.

-Está bien-Dijo mi madre con su mirada totalmente en su teléfono.

-Cuídate-Fueron las únicas palabras de mi padre.

Claro... No quise responder y solo salí de ahí. Genial, a las ocho y media de la noche caminando sola y con miles de problemas rondando en mi mente.

No entendía porque mis padres se habían vuelto así, después de lo que paso con mi hermano -Si, tenía un hermano mayor- ellos se cerraron completamente.

Yo no tuve la culpa o al menos eso me hizo creer mi psicólogo luego de meses en terapia. Yo amaba a mi hermano, siempre lo apoye y lo acompañe en todo. Incluso cuando aquello tan terriblemente trágico sucedió, yo estuve con él hasta el último segundo. Al principio me sentía culpable, incluso algunas noches en las que lo recuerdo desearía ser yo quien hubiese tomado su lugar, pero sé que él no querría que me sintiera culpable por algo que no podía evitar... Sé que mis padres todavía me culpan y por más que quieran amarme como antes, su manera de olvidarse de todo es centrándose en su trabajo, sin saber el daño que me hacen.

Camine y llegue a una pequeña plaza solitaria, solo me acompañaba una linda pareja sentados en un banquito lejos de mi. Me senté y pensé en mi hermano, era tan hermoso y lleno de vida... La vida es tan injusta. Mire al cielo, él siempre me decía que él había elegido mi nombre porque yo era su cielo...

No pude evitar que una pequeña lagrima solitaria se deslizara sobre mi mejilla y es que pensar en él sin llorar me era imposible, quisiera volverlo a tener en frente al menos unos minutos para poder abrazarlo y escuchar sus palabras que siempre eran reconfortantes en cualquier situación.

"Siempre serás mi cielo... no pierdas nunca tu esencia Sky, menos por esto. Eres tan única, que alegrabas mis días solo con ver esos ojitos, azules como el cielo. Te amo hermana"

Maldición, esas fueron sus últimas palabras antes de cerrar los ojos, claro está que jamás las olvidare, es una frase que me acompaña por el resto de mi vida. Ya no solo era una lágrima solitaria la que rodaba por mi mejilla, eran miles de lágrimas deslizándose como una cascada a través de las rocas siendo imposibles de controlar. Me odiaba a mi misma por no haberlo impedido, por seguir su estúpido juego y dejar que terminara así... Pero él ya no está, y por mucho que me cueste tengo que aceptarlo y aprender a vivir así, sin él.

Amándolo cada día de mi vida y llevándolo siempre en mi mente, en mi corazón y tatuado en mi piel.

Amor y GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora