Amor y Guerra

Capitulo 47: Noticias vomitables

  — ¡No!— Digo tapándome los ojos, no queriendo ver la horrible escena de la película de terror que estaba viendo con Eric y Megan que se nos había unido hoy.

 —Que miedosa—Dice el pelinegro, desde que empezó la película he estado más con los ojos cerrados que abiertos. 

  —No me gustan las películas de terror— Digo para defenderme. 

— Es una gallina— Dice mi amiga rubia.

— Todos contra Sky— Digo mientras volteo los ojos.

De pronto, tocan la puerta dos veces y los tres pegamos un brinco. Megan se lanza encima de mí asustada.

— ¿Ahora quienes son los gallinas?— Digo levantándome del sofá cuando escucho que vuelven a tocar. 

  Abro la puerta y mi vecina perdida, Azul esta detrás de ella sonriéndome. 

— ¡Hola!— Digo abrazándola, tenía tiempo sin verla.

 — ¡Hola! Acabo de llegar de viaje y quise venir a verte...— Ella se percata de que tengo compañía— Oh, lo siento no sabía que tenías visita

—Ellos son Eric y Megan mi mejor amiga—Digo antes de que la rubia se coloque celosa. 

Ellos se saludan con un apretón de manos 

  — ¿Quieres ver películas con nosotros? Estamos viendo una de terror que eligieron ellos dos porque yo las odio— Digo mientras vuelvo a rodar los ojos. 

  — ¡Claro! Ya vuelvo— Dice mientras se va corriendo hacia su apartamento. 

Cuando regresa, trae palomitas de microondas para que hagamos. Eric se levanta y las tomas para llevarlas a la cocina y comenzarlas a hacer.

Con nuestra nueva invitada y comiendo palomitas, vemos películas mientras yo sigo con mis gritos porque mis tres amigos traidores siguen votando por películas de terror. 

(...)

Entro a la universidad más temprano de lo normal. Casi no pude dormir en la noche por todos los recuerdos de las películas que vimos. 

La verdad es que me gustaría poder ver películas de terror, ya que son emocionantes. El problema es que luego no puedo dormir porque al cerrar los ojos lo único que veo son escenas horribles que hayan pasado en la película. Sin contar que mi mente comienza a maquinar haciéndome ver sobras donde no las hay.