Sky's POV
Era lunes y yo estaba de un mal humor terrible, había dormido mal toda la noche y el comportamiento de Dylan me carcomía la mente. Desde que salimos de la fiesta se ha estado comportando bastante extraño, siempre que le pregunto solo sonríe y me dice que ha estado cansado. Supongo que debo creerle, pero mi retorcida mente me dice que hay algo más, que me esconde algo. Y eso me tiene de un humor muy jodido.
Camino hacia la cocina luego de haberme cepillado los dientes, con un moño desordenado en mi cabeza. Tengo que arreglarme rápido si quiero llegar a la universidad a tiempo, pero primero quiero desayunar.
Busco en los cajones de mi vacía cocina y no consigo nada. De nuevo olvide hacer las compras. Me regaño mentalmente mientras maldigo bajito. Ya me ha pasado otras veces y sé que me pasara muchas más. Todavía no me termino de acostumbrar a vivir sola.
El timbre suena indicándome que hay alguien esperando entrar a mi casa en la puerta. Dejo de buscar y mi ceño se frunce automáticamente al recordar que no espero a nadie. Ni siquiera a Dylan.
Camino hacia la puerta pensando en quien podría ser. Miro por el observador y la imagen de mi nana llena mi vista. Una sonrisa más grande que la del gato de Cheshire se dibuja en mi rostro y emocionada abro la puerta.
No la dejo decir palabra alguna cuando me abalanzo encima de ella. Escucho su risa brotar de sus labios ante mi acción. Me separo de ella aun con la sonrisa en mi rostro y mis ojos chorreando emoción pura. La extrañaba demasiado
—Dios mío, que bueno que estas aquí—Dije volviendo a abrazarla. Justo en estos días que mas la necesito, ella aparece, Ross sin duda es mi madre.
—Mi niña que alegría verte, creí que no te encontraría y me tocaría esperar hasta que llegaras de la universidad.
Me aleje de ella dándole paso para entrar. Tenía bolsas en cada mano, por lo que llego directamente al mesón de la cocina, dejándolas ahí.
—Hoy tengo clase más tarde, la verdad es que ya debería estar en camino, pero quería desayunar antes.
Apenas digo eso me pateo mentalmente, no tengo nada para cocinar y Ross se dará cuenta de eso. Ella debería creer que soy un adulto responsable capaz de vivir sola. Pero yo solo me encargo de demostrar lo contrario.
— ¿Qué quieres comer? Yo traje algunas cosas que compre en el camino para llenar tus cajones, conociéndote, deben estar vacíos—Dijo negando con la cabeza mientras comenzaba a vaciar las bolsas. Si supiera cuánta razón tiene.
—cualquier cosa esta bien para mi Rossalinda—Digo jugando con su nombre—Además tienes razón, no tengo nada para hacer aquí, estaba pensando en desayunar fuera.
—Lo sabía, es que es imposible que tú hagas las compras a tiempo.
Reí ante su comentario, ella me conocía. Ella sabía que me estaba costando vivir sola porque estaba acostumbrada a que me hacían todo, absolutamente todo. En la mansión Hamilton yo ni mi ropa lavaba. Con decir que ni siquiera fregaba el plato en el que comía. Y ahora, tengo un mundo de responsabilidades para mi sola. Hasta coletear me toca.
—Vete vistiendo mientras yo te cocino algo cielo, vas a llegar tarde—Dijo mi nana, haciéndome rodar los ojos pero con la sonrisa intacta en mi rostro.
—Está bien, está bien—Dije mientras corría a mi pequeña habitación. Tome las primeras prendas de ropa que encontré y entre al baño.
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Amor y Guerra
Teen FictionSky Hamilton vive su presente con un recuerdo del pasado doloroso para ella, aparenta ser una mujer fría, calculadora y fuerte, pero por dentro es una chica débil, asustada y que lleva con ella la culpa de algo que no pudo evitar, ¿Que pasara cuando...