Capítulo 27

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Sus labios comienzan a trazar un camino suave y lento desde la clavícula hasta el lóbulo de mi oreja.

—No sabes cuánto te amo—susurra con voz casi inaudible. Siento como se me eriza la piel. Sus manos bajan y suben lento por los costados de mi cuerpo, a penas puedo respirar.

—Lo siento por todo—susurra de nuevo y me planta un beso debajo del oído. —,por cada estupidez que he hecho, por cada lágrima que te he hecho derramar.

—Está bien—respondo en voz igual de baja que la suya.—no pretendo que seas perfecto, solo quiero que al final del día estés conmigo.

—Lo estaré, lo prometo—.Sé que sus palabras tienen un significado real, un peso increíble, y una promesa inquebrantable.

—¿Puedo darme la vuelta?—pregunto. Estoy disfrutando de sus manos danzando sobre mi torso, pero hay algo que amo más que cualquier otra cosa.

—Claro—musita. Giro levemente para verlo y parece algo curioso.

—Quiero abrazarte—respondo a la pregunta que no hizo. Sus mejillas se encienden y asiente. Me pongo de pié en la bañera algo tímida por mi desnudes. Harry me sostiene para que no resbale y me doy la vuelta.

Cierra las piernas dejándolas aún estiradas, me pongo de rodillas, una a cada lado de sus piernas, y me siento sobre sus muslos con cuidado. Agarra mis muslos y me hala contra él, el jabón y el agua me hacen deslizar con facilidad sobre su piel y nuestros pechos se chocan.

—Eh..—me sonrojo al sentirlo desnudo debajo de mí. Me mira y se ríe. Suelto una risita y escondo mi cara en su cuello. Los segundos pasan y envuelvo mis brazos en su cuello, sin levantar mi cabeza. Sus brazos envuelven mi pecho fuerte contra él. La seguridad, la comodidad y la sensación de que todo en mi mundo encaja me recorren el cuerpo a medida que el calor de su cuerpo impregna el mío.

No sé cuánto tiempo pasa, tal vez solo minutos, tal vez horas, no lo sé. Solo somos él y yo, dejando afuera de esta bañera los problemas, dejando el mundo externo atrás, porque ahora estamos en nuestro pequeño mundo, en el mundo que hemos creado para ambos; ese en el que nadie puede entrar, en el que nada es más fuerte que nosotros, en el que nada nos hace daño.

Sus dedos bajan y suben por mi espalda, a penas rosando mi piel, los míos trazan círculos en la parte trasera de su cuello, nuestras respiraciones acompasadas forman una conversación privada y el latir de su corazón es la melodía de fondo.

—Gracias—la suavidad de su voz rompe con delicadeza el silencio.

—¿Por qué?

—Por perdonarme, por estar aquí conmigo—. Ahora el camino que trazan sus dedos va desde la parte trasera de mi cuello hasta mis muslos.

—Sabes que no tengo elección—respondo adormilada por el placer de sus caricias. No recuerdo cuándo cerré los ojos, pero ahora me siento adormilada en su cuello.

—¿Qué quieres decir?—su voz se escucha un poco lejana, la bruma del sueño está afectándome.

—Sé que amas, sé que te amo. Eso es lo único que me importa—suspiro con sinceridad.

—¿No te importa que tus papás se enojen si se enteran que volviste conmigo?—de repente noto el nerviosismo en su voz.

—No—niego con la cabeza.

—¿Luke?—pregunta de nuevo.

—Harry..—digo en tono de reproche. A regañadientes me separo de su cuello para verlo a los ojos. Descanso mis manos en sus hombros y me pongo cara a cara. —No me importa lo que la gente piense. Si quieren decir que soy una estúpida, genial. Si no quieren volver a dirigirme la palabra, está bien. Nada me importa, nadie me vale ni siquiera un cuarto de lo que tu me importas; solo necesito que tú me ames, si me amas y si estamos juntos, el mundo se puede derrumbar a mi alrededor y no me importaría menos—tengo que tomar aire después de mi explicación. Ahora el sueño se ha ido y la reacción de Harry vale eso y mucho más.

Only You 2 ¿De qué estamos hechos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora