UN PEQUEÑO CAMBIO (VEGETAXMILK) (GOKUXBULMA)

Capítulo 27: Mia

POV VEGETA

Seducir a Milk no era fácil, al contrario, cada vez me lo ponía mas difícil y vaya que me encantaba.

Disfrutaba de su juego del cazador y presa, donde me ponía a prueba para ver que era capaz de hacer para tenerla, o hasta donde era capaz de llegar.

La acorrale entre mis brazos ansiando sentirla, ansiando sentir el calor y electricidad que manaba de su frágil cuerpo femenino.

-No huyas de mi, mujer.- pegué mi erección a su hermoso trasero mientras ella estaba de cara a la pared aún intentando huir de mi.

Pero esa pared era mi amiga, mi aliada. En su intento de huir quedó irremediablemente acorralada entre la estructura de la cabaña y mi cuerpo, perfecto.

-Maniático- Sonreí con maldad y absorbí su aroma a lilas y flores.

-Justo como en los viejos tiempos, maniático me decías y te hice una hija, ¿será que es el indicio de que seremos padres nuevamente?-

amaba retarla, pude sentir como su cuerpo se estremecía bajo mis manos, pero ella al igual que yo disfrutábamos esta extraña seducción a nuestra manera.

-Ni siquiera lo p... Pienses- jadeaba más fuerte que antes, pues mis manos se habían hecho su lugar por debajo de su vestido y hurgaban urgentemente entre sus muslos.

-Eres mía- introduje un dedo en ella, mis manos empapadas con sus jugos, tan cálida y deliciosa.

-Det...ente, V...egeta- por supuesto que no la escuché , estaba pasandomela en grande, pero no se cuanto mas podría aguantar mi miembro palpitaba tanto que dolía por la excitación que esa mujer me provocaba.

Le di la vuelta bruscamente para que quedara de frente, quería ver la manera en que sus hermosas facciones se contraían del placer.

Como un animal Rasgué su vestido dando libertad a sus redondos pechos hermosos. Con la misma ferocidad me deshice de sus prendas íntimas hasta dejarla totalmente desnuda y expuesta a mi.

-Di que eres mia mujer- le ordené tomándola con poca delicadeza por la barbilla.

-Maniático- me susurró intentando soltarse de mi agarre feroz.

Abrí sus muslos con mi pierna, obligándola a darme un mejor acceso a ella y acaricié urgentemente su clitoris palpitante.

-Aaaah- ella gemia y se retorcía un poco, tomé a la vez un rosado pezón entre mis labios, chupando y mordiendo, volviéndola loca.

-Ahora dime... ¿Eres mia?- volvi a preguntar sin dejar mis estímulos, había estado años sin probarla, y quería cada cosa de ella sin dejar nada pendiente.

-S...ssi, Vegeta- mi corazón enloqueció, era mía y sólo mia.

Había logrado que doblegara ante mi, me había entregado su orgulloso pero noble corazón.

-Te Amo, mujer- besé sus labios, bebiendo de ellos con pasión.

-Siempre te he amado, siempre te pertenecí, Mi principe- Vi como se rendía ante mis caricias, pude ver en sus ojos él momento exacto en que decidió escuchar a su corazón y luchar contra su razón.

Cuando me miró con tanto amor que calentó hasta lo más profundo de mi frío corazón que antes de ella, había sido incapaz de amar.

La tomé en brazos llevándola a la cama donde dormí tantas noches en soledad, el cuarto de la insignificante cabaña que había sido la testigo número 1 de mis pesares por 8 años.