'Capítulo 1'

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—Venga ya Ethan, no le hice nada, simplemente dijo más de la cuenta y yo le supe responder.
—Es la tercera vez que me llaman este mes para decirme que has golpeado a alguien. ¿Enserio, Chelsie? ¿Una grapadora en la cabeza?
—Pero admitelo hermanito, ha sido gracioso.
Mi hermano mayor empieza a reir y me contagia su risa. Lo amo simplemente, mi hermano es el hombre de mi vida.

Después de que mamá nos abandonara cuando yo tenía diez años, él se quedó conmigo y cuidó de mí como solo un padre sabe hacerlo.

Nos quedamos en casa, sí en nuestra casa estropeada, hasta que cumplí los trece años de edad. Ethan traía grandes cantidades de dinero a casa que no sabía de dónde sacaba, aunque nunca le había preguntado. Reformó la casa entera, la hizo de dos plantas y me llenó el armario de todo tipo de ropa y zapatos, es decir, teníamos la mejor casa de todo el barrio.

Aunque no era muy difícil. Vivimos en un barrio a las afueras, un barrio sucio y lleno de delincuencia, de alcohol y drogas. Un barrio marginal lleno de gente mala y distante.

¿Servicios sociales? Me temo que no. Nuestro barrio es aquel que queda en el olvido de todos, en el que, desgraciadamente, si un niño falta al colegio, no es echado de menos.

Nadie persigue a un niño huérfano para llevarlo con gente buena, somos un agujero negro en mitad de una galaxia con diferentes sistemas.

A partir de que mi madre se fuera abandonando a sus dos hijos pequeños, mis notas cayeron en picado, haciéndome repetir varios cursos. Osea, tengo diecisiete años y sigo en secundaria.

Aunque siempre he pensado en no desperdiciar mi vida estudiando, sólo quiero vivirla. Es mi elección y nadie me hará cambiarla nunca.

La gente comenzó a hablar de mí y de mis padres. Me convertí en una mala persona yo también, todo un monstruo. Fría y calculadora.
Nadie osaba hablar de mí, todo el mundo, de todas las edades empezaron a respetarme, agachaban la cabeza al verme.

Yo soy Chelsie Collins.

Temida en mi barrio. La chica a la que nadie mira mal. A la que nadie se acerca por miedo a ser golpeado o humillado en público. Me temen, me respetan.
Yo soy Chelsie, hermana de Ethan Collins, el mayor narcotraficante en la zona. El hombre también más respetado.
Nadie se acerca a nosotros, pero no por asco como cuando éramos pequeños, sino por miedo.
Quien se mete con los Collins acaba bastante mal.

No es mi cabeza de delincuente, es mi triste pasado el que ha hecho esto en mí.

Con poca edad ví a mi padre borracho, maltratar a mi madre y a mi hermano, a mi padre morir delante de mis ojos, y una madre tan desagradecida que se fué sin decir nada, sin una miserable nota de despedida, sin un adiós.
Yo estoy viva gracias a Ethan.
—Bueno Chelsie, que sea la última vez que pegues a alguien, no estaría bien que te volvieran a expulsar del colegio.
Asiento pegándole un puñetazo en el hombro. El solo hace una falsa mueca de dolor y subo a mi lujosa habitación. Me meto en el cuarto de baño -si, también tengo baño en mi habitación - y me ducho super rápido, en dos minutos o menos.

Hoy tengo planes. Voy cubierta con solo una toalla a mi armario, a buscar qué ponerme. Esto es el mismo dilema de siempre, llegaré media hora después a mi cita por culpa de la maldita ropa.
Finalmente, me decido por un vestido blanco muy ajustado, por muy encima de las rodillas y muy escotado, y me pongo unos tacones altos dorados, los que costaban un dineral. Me encanta vestir bien y quedar por encima de la gente.
Ahora tengo que pensar qué hacer con mi pelo.
Me encanta mi pelo, es negro como el tizón y lacio, por encima de la cintura y un intenso color rojo en las puntas, que termino dejando suelto.
Mi piel es de un bronceado bonito, haciendo resaltar mis ojos azules. En una palabra, buenisima.
Me tiro sobre la cama de manera muy poco femenina y cojo el móvil para enviarle un whatsapp a Alison.

Yo: Perra, te estoy esperando en casa, llegas treinta segundos tarde.

Ali: ¿Ya tienes la regla? Llevo tampones en el maletero.

Yo: Te sigo esperando.

Ali: Muérete.

Alison es mi única amiga. Es la única que me mira bien sin tenerme miedo, y lo agradezco. Aunque es la típica rubia niña de papi, me cae bien. La conocí el primer curso de secundaria, fue la primera que se rió de mis bromas. Su pelo dorado y su cuerpo de barbie la hacen preciosa, no más que yo. A su estilo.

Así que bajo las escaleras, me despido de Ethan y salgo a la calle, donde me espera Alison en su porsche rojo.

EN PELIGRO (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora