'Capítulo 5'

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Al día siguiente en el instituto, Seth no aparece por la taquilla. Solo somos Alison y yo, que aún no nos hemos reconciliado, sigo dolida por su ausencia el día anterior.
No voy a caer tan bajo de perdonar a la perra que me dejó sola con un acosador, no, esa no soy yo.
Camino con ella a la primera clase, andamos juntas, pero sin hablar.
Llegamos y nos sentamos en las últimas filas, como siempre.
Hoy Seth no está delante mía... ¿Qué le podría haber pasado? Genial, no me lo saco de la cabeza.

Creo que no debo quedarme más hasta tarde jugando a la xbox de Ethan.
Alguien toca mi hombro sacándome de mi pensamiento.
—¡Chels, guapísima!
—Dios Jeray, que atractivo estás, ¿Cuándo has llegado?
—Ayer a la noche.
Él es un amigo que tenía desde pequeña, que hace cosa de dos años se mudó a Italia. Llevábamos diez u once años en la misma clase, pero un día de repente nos dijo que su padre había encontrado trabajo en dicho país. Lo pasé fatal, cosa que claramente oculté, he aprendido demasiado bien a no mostrar mis sentimientos.
Jeray es un chico un poco especial, es decir...
A las chicas les gustan los chicos ¿no?
Pues a Jeray también.
Aunque nadie lo sabe, yo sí, porque obviamente soy su mejor amiga.
Toda tía mala en las novelas tiene que tener un amigo gay, es ley de vida.

Al llegar el profesor, me siento entre Alison y Jeray.
Seth también entra con el profesor, pero como todos los sitios están ocupados, se sienta en la segunda o tercera fila.
Ya decía yo que era demasiado bonito para ser verdad...
Mi verdadera intención no es aprender a interpretar funciones cuadráticas, así que hago como hace cualquier persona inteligente en este mundo.
Agacho mi cabeza y la apoyo en la mesa para cerrar los ojos e intentar dormir. Pero algo interrumpe mi sueño. Parece que se ha convertido en una costumbre.
Mi móvil empieza a vibrar en mi bolsillo y con un gruñido, lo miro.

Acosador: ¿Qué tienes con Yeray?

Yo: ¿Celoso, Rush?

Lo miro y veo su cara poniéndose roja de rabia y río. Río demasiado fuerte.
—Señorita Collins, ¿Desea compartir algo con el resto de la clase?
—Creo que no.
—Pues tráigame su móvil y la espero en el aula de castigo después de clases. —Mi vista va directa al sitio de Seth, que se ríe de mí. —Y usted señor Rush, también lo ví. Así que el móvil aquí y le digo lo mismo que a la señorita Collins.
—¡No puede ser que por esta maldita niñata me quede sin móvil! —Auch, eso ha dolido.
—El moreno descerebrado tiene razón.
—Vuelvan a sus asientos y permítanme decir que esto es inmaduro por vuestra parte.
Vuelvo a mi asiento echando humo hasta por los oídos a esperar a que la clase termine, para enfrentarme a otras cinco asquerosas horas para recuperar mi precioso móvil.
Miro a Seth que parece no importarle perder su chatarra, solo sonríe y me mira como un estúpido egocéntrico.
La sirena sena anunciando el cambio de clase. Maravilloso.  
Con Alison salimos al pasillo, al vestuario especialmente porque toca gimnasia. Necesito descargar mi furia sobre alguien.
Y, como favor divino, pasa Katy. Bingo.

Al pasar por mi lado con la mochila colgada, la agarro del pelo sujetándola para cruzar mi pie entre sus piernas, haciéndola caer de frente al suelo.
Mi sonrisa crece haciéndome sentir orgullosa. La gente que pasa por el pasillo se da cuenta del espectáculo que mi ego está intentando montar, pero nadie se molesta en ayudarla, como de costumbre.
Se levanta del suelo sin ayuda de nadie, y sin decirme nada y sin nisiquiera mirarme, coloca bien su chaqueta y se va casi corriendo.
Por unos míseros segundos, me siento mejor.
Después de ponerme mi chándal más atrevido, salimos al gimnasio.
Las primera actividad que toca, es saltar el potro, cosas de bebés para mí.
Yo tengo mucho más talento que todo eso.
Pero a la pobre Katy le duele una rodilla por el golpe que se ha dado en el pasillo y no puede saltar el potro, sino que solo asiste a la clase para quedarse sentada en las gradas como una inútil.
Pero a mí no me engaña. Ha venido para mirarle el culo al buenorro de Seth, al que ahora mismo está sonriendo como la zorra que és.
Ahora se va a joder. Termino de saltar el potro fácilmente y me dirijo a Seth, que está el último en la fila.  Me aseguro que Katy sigue mirando y llamo la atención a Seth.
—Hola cariño. —Le susurro y saca su sonrisa mojabragas que conmigo no sirve.
—Hola preciosa. ¿Cómo estás hoy?
—Bien. Vamos, casi te toca saltar.
Avanza hacia delante y le doy un manotazo en su duro y perfecto culo. Su cara se pone blanca y sonríe. Sé que causo ese efecto en todo el mundo. Sólo espero que no se le caiga la baba.

EN PELIGRO (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora