'Capítulo 2'

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—¿Por qué llegas tan tarde? —Le gruño a Alison.
—¿Y tú por qué así de sexy vestida? —Dice irónicamente enarcando una ceja.
—Cariño, yo soy sexy de por sí, vamos arranca. —Subo al lujoso coche con cuidado de no romperme una uña. JA JA JA. Esa fue buena.
A ver, aclarando este tema. Siempre voy bien arreglada y aparento que adoro pasar horas frente al espejo. Pero no, es la labor más pesada que tiene una mujer. No me importa si se me rompe una uña o se me ensucia un vestido, sería un poco contradictorio haber vivido prácticamente en la mierda toda la vida y ahora dármelas de señorita. Sólo lo hago porque es lo que tengo que hacer, claro que me encantaría venir a una fiesta con un chándal y unas deportivas, pero perdería todo mi caché.

Vamos a cien por hora por la pequeña carretera del barrio, sin importar siquiera que las personas pasaran por delante.
Llegamos al descampado donde todo el mundo nos espera. Bueno, más bien me esperan. Adoro mi humildad, gracias a mis condiciones de vida, he desarrollado un egocentrismo digno de admirar. Podría definirse como un mecanismo de defensa.
Todas las chicas corren hacia mí a saludarme y hacerse un hueco entre mis amistades, pero no va a ser posible, yo no tengo amigas. Bueno, sólo a Alison, pero nunca la he definido como amiga.
Alrededor hay un par de árboles grandes y pocos arbustos a punto de morir. Todo está sucio, lleno de cartones a causa de varios indigentes que han dormido cerca. Todo el suelo y el ambiente forman una gama de colores marrones y grisáceos algo acogedores.

Allí quedamos todos siempre, cuando queremos planear algo o hacer botellón, pues, como bien se sabe aquí, la policía no se preocupa en pasar cerca. Cada viernes se llena de gente, gente como yo. Por supuesto, no voy a dejar que nadie por debajo de mi estatus pise la misma tierra que piso yo.
Está rodeado por una valla que hay que saltar antes de entrar, pero no importa, no hay ninguna complicación para mí, sino sólo basta con preguntar a mi profesor de educación física.
Una de las chicas se acerca a mí para abrazarme.
—Mirad que guapa está hoy Chelsie... —Grita una pelirroja polioperada. —Guau, me encanta tu vestido, ¿Dónde te lo has comprado?
—Me ofendes, yo siempre voy guapa. Y, aunque te dijese dónde lo compré, no te alcanzaría el dinero aunque ahorres toda la vida.
Ella asiente y me mira con ojos indefensos.
Al retirarse la pelirroja, veo acercarse a Katy, la típica suelta que hace todo lo posible por encajar en un grupo superior al suyo.
—No te ofendas, ella tiene tanto dinero por lo que ... A ver, si tu tuvieras un hermano con ese negocio, seguro que también tendrías ropa tan cara, ¿entiendes?
¿Pero cómo se atreve?
Estas palabras hacen que mi sangre hierva. Comprendo que quiera buscarse un círculo social digno, pero tengo una reputación que debe permanecer intacta, y ella acaba de decir unas palabras que cabrearían a cualquiera. Aprieto mis puños hasta que duelen y se ponen blancos, empieza a picarme el cuero cabelludo, por tanto me agarro el pelo en una coleta para que no moleste.
Cuando termino de hacerme la coleta, crujo los dedos haciendo que toda la gente apelotonada alrededor suelte un "ohh" colectivo. Ellos ya saben lo que voy a hacer, conocen mi protocolo de respeto.
La furia corre por mi cuerpo y mis ganas de golpearla están aumentando, no quiero esperar más, quiero matarla, dejarla en el suelo. Ella no habla así de mi hermano simplemente porque no. Quito con cuidado mis valiosos tacones, se los doy a Alison para que los coja y me lanzo sobre Katy.

La agarro de su pelo teñido, mientras con el puño la golpeo repetidas veces en la nariz. Ella intenta defenderse, pero le es inútil, se ha metido en mi vida y algo me dice que tiene que pagar bien caro. Nadie, absolutamente nadie habla mal de Ethan delante mío sin llevarse su merecido.

Mientras sigo con el pelo agarrado, le doy varias patadas en el costado, a lo que ella responde con un gruñido de dolor. No disfruto con ello, sólo quiero que se arrepienta.
Después de varios golpes en la cara, consigo tirarla al suelo y me siento encima de ella para seguir con lo mío, Alison intenta separarme de ella, pero lo único que consigue es llevarse también un golpe por mi parte. Nadie se atreve a meterse a separarnos.
Alguien grita ¡Llamad a Ethan! Lo escucho pero no soy consciente de ello, así que sigo dándole golpes en la cara.
Su nariz empieza a sangrar incontroladamente, pero no me importa, no será la primera vez y algo me dice que tampoco será la última.
Sus ojos expulsan lágrimas mientras me agarra el pelo sin siquiera hacerme cosquillas.
—Esto es lo que pasa por hablar de Ethan Collins, que puede ser que Chelsie te escuche. Díselo a tus amigos. —Le grito muy cerca de su oído, a lo que ella no contesta. —¡¿Entendido?¡
Asiente y cuando voy a seguir golpeándola, unos brazos fuertes me agarran por la cintura, llevándome lejos de Katy.
—Maldito hijo de... suéltame, aún no he terminado con ella. —Le grito a quien me está sujetando.
—Vuelves a casa conmigo. —Es Ethan. ¿Qué demonios hace él aquí?
Asiento sin protestar, ya me he quedado conforme.
—¡¡Chicas, tomad nota!! —Grito para que todos me oigan. —¡Ali, luego hablamos!
—Chels, no puedes seguir así, no le puedes pegar a la primera que se presente. —Me dice Ethan al llegar a casa.
—¡MALDITA SEA, MIS ZAPATOS, SE LOS DEJÉ A ALISON!
—Chelsie, ¿me estás escuchando?
—Si Ethan, estás buenísimo con esos pantalones.
—No tiene ninguna gracia. Te estoy hablando de algo serio, un día te van a coger y vas a pagar por todo. Te crees que te lo digo por decir, pero deberías hacerme caso, algún día te meterás en un lío.
—Estúpido fué por ti, ella dijo algo feo y...
—¿Y? —Me interrumpe el maldito hijo de su mamá.
—¡Y de mi hermano no habla mal ni el papa de Italia si estoy yo delante! ¿te parece?—Con la cara roja de furia, subo a mi habitación y me encierro con el cerrojo.

Le envío un whatsapp a Alison, la he dejado tirada.

Yo: Hermano aguafiestas, ya sabes, mañana nos vemos en el descampado.

Ali: Lo siento, caíste del primer puesto en la lista de mis amistades al dejarme sola.

Yo: No seas estúpida o te las tendrás que ver conmigo.

Ali: Te estás ganando un lugar en mi lista de bloqueados.

Yo: Ok, muy graciosa.

Lanzo mi móvil lejos y me pongo a dormir, al menos a intentarlo, pues aún son las once de la noche y por culpa de Ethan no tengo nada mejor que hacer.

Ethan se encuentra en el suelo, mientras el tío gigante que lo ha golpeado lo agarra de las manos.
—¡¡Suéltalo!! —Le grito, pero mis voces son inútiles.
El hombre vestido completamente de negro, coge a Ethan del pecho y lo levanta a la altura de sus ojos susurrando algo que no escucho.
Un olor a quemado inunda mis fosas nasales y me giro a ver de dónde procede el olor.
Nuestra casa, nuestra preciosa casa está en llamas y casi hecha cenizas.
El hombre le da un bofetón a Ethan, lo que me hace sollozar fuerte.
—Chelsie, corre, aún puedes salvarte tu. —Lo miro sin saber si hacerle caso o no. —¡¡CORRE!!
El miedo se apodera de mí y empiezo a correr sobre mis pies fríos y descalzos, haciéndome pequeñas heridas por los cristales del suelo, pero corro.
Me giro sobre mí misma y veo a lo lejos el cuerpo de Ethan caer al suelo.

—Chelsie, despierta, por favor solo fué una pesadilla. —Ethan está conmigo, en mi cama, despertándome de la horrible pesadilla que acabo de tener.

—Ethan, estás bien... —Lo abrazo fuerte y me acaricia la cabeza tranquilizandome, estoy temblando y un chorro de sudor frío cae por mi frente. —Por favor, no me dejes sola.

—Nunca lo haría... Tranquila.

EN PELIGRO (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora