'Capítulo 16'

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SETH

Y aún sigo dando vueltas sin saber donde demonios buscar a esta niña.
Con algunos de mis contactos, busqué la vivienda de Robert, que casualmente no existe. No puedo rastrear su móvil porque tampoco existe y me estoy desesperando.
Enciendo un cigarro de la caja y me lo llevo a la boca, es una buena manera de relajarme.
La botella de whisky sigue sobre la mesa a medio beber y mi paciencia está casi al límite. No hay ni rastro de Chelsie ni de Robert por ningún lado.
No hay ni una maldita pista.
Mis nervios empiezan a consumirse dejándome en un abismo de oscuridad del que no puedo salir solo.

Sigo en la casa de campo, consumida por el clima pero a la vez acogedora, fría por las noches, dejándome una sensación de soledad insaciable. El leve viento mañanero me da en la cara al despertar y hace que mi vello se erice, formando en mí una sensación de miedo.
Helena no ha vuelto a aparecer por la casa en los días que me decidí buscar a Chelsie, porque la culpabilidad me mata.
No he estado con ninguna chica desde que ella se fué, pero no por ella, sino porque no tengo tiempo libre. Algo raro en mí, cada persona que me conoce sabe que no soy de una sola mujer, las tías vienen y van, pero una amiga como Chelsie es única.
Los nervios cada mañana de pensar dónde buscarla, me consumen dejándome en un ambiente solitario y desanimado, dudoso.

Doy la última calada a mi cigarro y lo lanzo fuera de la ventana como era de costumbre, tengo que empezar a buscarla ya, aunque se aventura otro día nefasto y lleno de decepciones. Otro día en el que las esperanzas caen poco a poco dejándome casi por los suelos. Pero sigo invicto. A pesar de mi estado de ánimo y mi baja autoestima quiero seguir con mi trabajo.
Retumba un golpe seco en la madera de la puerta principal haciéndome estremecer. Camino con paso relajado hacia la puerta y la abro lentamente. Un Ethan agotado entra sin pedir permiso, le suda la frente, respira demasiado hondo y parece preocupado por algún motivo concreto. Me imagino cuál.
—¿Qué pasa Ethan? —Al preguntarle esto, suelta un sollozo que daba paso a una lágrima, seguida de un llanto desolado. Nunca en mi miserable vida, he visto a Ethan llorar, debería haber pasado algo increíblemente frívolo para causar este efecto en él.
—No la encuentro... Seth, necesito tu ayuda.
—¿Con que ahora necesitas mi ayuda?
—Por favor... —Asiento. —Por alguna extraña razón, sé que ella te quiere, y sé que tu la quieres a ella, tú puedes ayudar bastante. Seth, no recurriría a tí si no estuviese realmente desesperado.
—¿Pero no tienes idea de donde puede estar? —Le pregunto nerviosamente dando vueltas por todo el salón desordenado.
—Sólo me queda una opción, pero... es peligroso.
—¿Desde cuándo Ethan Collins tiene miedo? Llévame a donde sea.

Ethan para el coche en una calle llena de grafitis por las paredes, las calles están sucias, más aún que el barrio de donde venimos. Hay vagabundos durmiendo en la calle solo tapados con cartones viejos y mojados y no se puede dar un paso sin pisar un pañal sucio o algún animal muerto descomponiéndose allí en medio.

Pero no me da miedo este barrio ni me impone respeto, en mi desordenada vida, he pasado por sitios como estos y ya lo reconozco todo. Todo esto para mí, es un juego de niños.
Dentro de la chupa de cuero llevo una pistola bien cargada, sé la que se puede montar ahí en cuestión de milésimas de segundos.
—¿Una moneda? —Nos pide un hombre tirado en la acera de la calle, pero tanto Ethan como yo pasamos de largo sin atender las súplicas de aquella persona.
Caminamos con cuidado de no pisar nada un largo rato más, aunque creo que el tiempo son mis nervios mezclados por una leve confusión.
—Ethan... ¿Cómo sabes que ella está aquí, cerca?
—Me lo dijo alguien de confianza.
Llegamos a un edificio mohoso, lleno de mugre y casi derrumbado. Subimos unas escaleras y mi pulso empieza a acelerar, todo se va a acabar, Chelsie va a volver conmigo y nada de esto será recordado nunca más.

Echo la mano a mi bolsillo interior buscando el arma y apretando mis dedos con fuerza, una equivocación, un paso en falso, podría echarlo todo a perder. Mi vello se eriza, realmente corremos peligro aquí cerca, todo a nuestro alrededor está tenso.
La puerta de la vivienda está entornada, pero el suelo cruje como una película de terror. El salón está repleto de escombros y las paredes están pintadas con curiosos símbolos, típico de gente descerebrada y frívola. Un ruido similar a un latigazo se escucha en una habitación y mi corazón da un vuelco. Podrían estar haciéndole daño.

Si me encontraba a Robert...Simplemente lo mataría.

Cuando yo vivía en la calle, Robert fué quién me ofreció dinero por matar a la gente, gracias a él queda un remordimiento en mi mente que muchos años de psicología no podrían curar. Se aprovechó de mi máxima situación de pobreza y me quiso convertir en un ser sin sentimientos como era él. Suerte que algo quiso que me cruzara con Ethan.

Otro golpe y otro vuelco a mi corazón. Le doy una mirada de consentimiento a Ethan y entramos lentamente a la habitación de donde venía el estruendo.
Pero para mi sorpresa, no es Robert quien se encuentra en la habitación.
Es Kilian. Y Chelsie con los ojos cerrados sobre la cama.

Dudo un momento de su inocencia al ver su pelo despeinado de recién despertar y su mirada inocente dirigirse a nosotros. Kilian fué mi único compañero de la calle, lo dí por muerto después de su segunda sobredosis y tercera visita al hospital. No volví a verlo desde aquello, fué mi único apoyo en mi juventud, pero si él había dañado a Chelsie, no me temblaría el pulso al apretar el gatillo. Los golpes no provienen de esta habitación sino de la calle, alguna pelea fuera.
Ethan no hace nada ante la presencia de mi más viejo amigo, pero yo me acerco a él dispuesto a matarlo por tocar a Chelsie, que se encuentra en estado de reposo. Lo cojo del cuello de su sucia camiseta.
—Creí que eras mi amigo hijo de puta. Como algo le pase... —Digo apretando los dientes, apuntando sin miedo con mi arma.
—Tranquilo, solo está dormida. —Me interrumpe Ethan. —Gracias por cuidarla Kilian.
—¿Os conocéis? —Pregunto.
—Él era la persona que me dijo donde estaban. Killian es... un viejo conocido.
No hago más preguntas al respecto, pero aprovecho y me acerco a Chelsie. Su cara está adornada con unas espantosas ojeras, se puede ver en su semblante que no dormía nada. Su cuerpo está repleto de hematomas y de cortes. El hijo de puta que le haya hecho esto pagará... Deposito un beso en su frente y escucho lo que Killian le cuenta a Ethan.
—Si os la lleváis, Robert y sus hombres irán a por vosotros y os matarán. Solo debéis esperar, él no le hará daño conmigo delante, pero no hagáis nada al respecto, yo me ocuparé de todo.
—¿Como creerte? —Le gruño.
—Seth, me conoces y según mi historial sabes lo que haré. —Dice la verdad, se puede notar en su cara. Aunque su apariencia lo esconde, Kilian sería incapaz de dañar a una mosca.

Chelsie empieza a removerse en la cama y yo me levanto rápido para poder mirarla a sus ojos azules como el cielo, pero Ethan me lo impide.
—No quiero que sufra, y si nos ve irnos, lo hará.
—¿Enserio vamos a dejarla aquí?
—El tiempo es el mejor maestro.
Un sentimiento de rabia e impotencia se apodera de mi ser, pero debo aguantar, por Chelsie.
Miro a Kilian por última vez.
—Volveré... Solo o acompañado, pero volveré.


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