Capítulo 7

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"Palacio mental"

Dio una vuelta sobre sí mismo y otra y otra más, cinco, once, catorce, vueltas y más vueltas. Qué aburrimiento. Las paredes grises lo molestaban, quería coger un bolígrafo y dibujar algo en ellas, tal vez su nombre, darles importancia. Caminó de un lado a otro con las manos en los bolsillos, mascando el chicle, mirando el reloj. Tic-tac, tic-tac, tic-tac. ¡Irritante! Dio otra vuelta, miró la papelera, hizo una pompa con el chicle y la estalló. Inclinándose desde la otra punta de la sala, escupió, levantando las manos en cuanto el chicle entró en la papelera. Aplausos imaginarios llenaron la estancia, gente gritando su nombre, Donghae mirándolo con sus pequeños ojos marrones.

Otra vuelta más y sacó el móvil, lo miró, lo analizó, contó hasta cinco y el reloj marcó las dos, la hora de comer. La puerta se cerró entonces a su espalda. Tacones, pasos que intentaban parecer tranquilos pero que realmente estaban nerviosos. Hyoyeon siempre estaba nerviosa cuando él iba al centro forense. No había dormido en días, en semanas, dos, desde que él había ido a ver el cadáver de aquel político drogadicto con Donghae, quien ahora estaba en la universidad dando estupideces inservibles sobre las leyes. Guardó el móvil en el bolsillo y sacó otro chicle, de fresa, delicioso. Lo masticó mientras la oía respirar detrás de él, sentarse, cruzar una pierna sobre la otra, mover los dedos despacio sobre la mesa, observarlo. Hyoyeon no lo quería allí. El caso había sido exactamente como él había predicho, como siempre, por supuesto, Lee Hyukjae nunca se equivocaba.

Y entonces dio media vuelta. Los ojos delineados se clavaron en el rabiosos, profundamente llenos de rencor, de odio, de recuerdos que ella quería pero no podía olvidar. Hyukjae los mantenía en su mente como quien mantiene que la tierra es redonda o que la corona da el poder al rey. Ladeó la cabeza en una sonrisa que no era una sonrisa y estiró los brazos sobre la cabeza, dejando que la camiseta del pijama se le levantara y Hyoyeon chasqueara la lengua.

—Podrías haber disimulado al menos que tenías ganas de venir. —soltó una carcajada sequísima y se frotó el puente de la nariz con dos dedos— Olvidaba que no sabes el significado de la palabra "disimulo", ni el de "discreción"... Ni el de "amor".

—Sí sé el significado. —se encogió de hombros, dejando caer los dos brazos a sus lados sin más, bostezando sin taparse la boca— Disimular y ser discreto son prácticamente sinónimos. Prácticamente. —dio media vuelta sobre sí mismo y caminó hacia la ventana de aquel cuarto piso. Apartó la cortina, apoyándose en el alféizar para mirar hacia la calle vacía— Tienes que disimular para ser discreto y ser discreto para disimular. Van cogidos de la mano. Eres lista, Hyo, no tengo que explicarte algo que haces todos los días. Todos trabajando, nadie en la calle. Aburrido. —se giró de nuevo, subió a la mesa y se sentó en ella con los pies sobre la silla— Y el amor es muy largo de explicar. Ahora solo quiero que me digas que habéis detenido al asesino y que tengo razón, como siempre, e irme a casa. Tengo hambre.

—No te he llamado para eso.

La miró un par de segundos. Suficientes. Ella estaba enfadada y quería hablar del porqué. Movió la cabeza mientras se levantaba, poniéndose en pie sobre la silla, saltó hasta el suelo ágilmente y dio una vuelta completa como la tierra sobre sí misma. Mirando el cordón desatado de su zapatilla, se dio cuenta de que Hyoyeon acababa de fruncir el ceño, abría la boca para hablar, indignada porque la ignoraba, cerraba las uñas en la mesa crujiendo la madera, chasqueando los dientes.

—Ya sé para qué me has llamado. —en lugar de agacharse a atarse la zapatilla como solía hacer, igual que los demás, en ese momento le entraron ganas de jugar. Subió una pierna, quedando sujeto sobre la izquierda, estiró los brazos y se ató los cordones manteniendo el equilibrio. Había hecho cosas muchísimo más difíciles. Dejó el pie en el suelo y vio a Hyoyeon en pie, señalándolo con un dedo. Llevaba las uñas pintadas de rosa pastel, como la fresa dulce de la tarta que Kyuhyun le había dejado probar un par de días antes, cuando Donghae insistió en acompañar a su hermano a elegir los postres. La boda era una pérdida de tiempo, pero los dulces no— Dispara, rubia.

Crown [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora