Kim Heechul se quitó su chaleco de piel sintética sin mirar demasiado a su secretaria, que se lo cogió para colgarlo en un perchero, metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón y se dispuso a ir, como cada mañana, a la sala de reuniones. Sin embargo, la chica de veinte años dijo su nombre con voz confusa, y tuvo que girarse.
–¿Qué pasa?
–Un hombre ha venido hace un rato...
–¿Qué hombre? –se cruzó se brazos. No es que estuviese molesto con ella o que fuera un mal jefe, simplemente estaba agotado por la fiesta a la que había ido la noche anterior con Hangeng. También estaba irritado porque, por mucho que lo intentase, no conseguía que el chino aceptara meterse en su cama.
La chica, de la cual quería pero no podía recordar el nombre, se rascó la nuca y se encogió de hombros.
–No ha dicho su nombre... Él... era muy raro... iba en pijama y...
No dejó que dijera nada más porque no hacía falta. Ya sabía quién era. Aunque no se imaginaba por qué razón él había ido a verlo. De todos modos sonrió, miró a la chica y se inclinó para hablar en susurros que el resto de trabajadores no pudiesen oír.
–¿Qué te ha dicho?
Confusa y ruborizada, ella se unió al intercambio de susurros.
–N-nada. Solo ha preguntado por usted y al ver que aún era pronto ha... ha...
–¿Qué "ha"?
–Ha saltado por el hueco del ascensor.
Una profunda carcajada salió de su garganta. Asintió, alejándose de ella y pasó dos dedos por sus labios simulando una cremallera. Como dijese algo, estaba despedida. Y la chica lo comprendió muy bien, porque asintió con efusividad y corrió a su escritorio sin mirarlo ni una sola vez más.
Heechul, por su parte, se pasó una mano por su largo y rojo pelo, mirándose orgulloso en el reflejo del cristal de su oficina. Sonrió. Vio, imaginando, la cara enloquecida de su hermanastro y bajó la mano al puente de su nariz. Después de apretarlo, dio media vuelta.
Mientas caminaba hacia el ascensor podía notar la mirada de sus trabajadores sobre él, pero ignoró cada uno de esos ojos con toda la paciencia que encontró, pensando solo en llegar a dónde fuese que él estuviera. Estaba más que seguro de que Hyukjae no iba a volver a buscarlo. Ni siquiera sabía que era capaz de ir una vez, ¡estaba loco si creía que iba a ir una segunda! ¿Verdad?
Sacó la llave de emergencia del ascensor y la metió en la cerradura bajo el botón de llamada. Las puertas se abrieron sin necesidad de que el ascensor estuviese allí, mientras Heechul seguía ignorando los cuchicheos a su alrededor. A veces le hacía gracia la actitud de su hermano, porque se había acostumbrado a ella. Pero otras, y la mayoría, deseaba que fuese más normal, porque no le apetecía ser el centro de atención por cosas como aquellas. Prefería salir en la televisión como un gran empresario y esperaba que nadie lo acusara de "jefe loco que para los ascensores de su edificio".
Bufó de solo imaginarlo. Sacudió la cabeza y entornó los ojos. Solo serían unos minutos. Luego, lo dejaría todo tal cual y pondría a Seoyong al mando de la empresa hasta que fuese capaz de volver. Se asintió a sí mismo, orgulloso por su rápida planificación.
Apoyándose en el marco de la puerta con las manos muy firmes y las piernas temblando, se asomó al hueco del ascensor. Miró a un lado, a otro, respiró profundamente intentando no tener miedo. Miró arriba y, de repente, algo cayó sobre su nariz. Cuando se echó hacia atrás con cuidado de que no se cayera y se la limpió, descubrió unas hojitas verdes dignas de haber estado en la cima de una fresa segundos antes.
ESTÁS LEYENDO
Crown [EunHae +18]
Fanfiction«En un mundo de habitaciones cerradas, el hombre con la llave es el rey y, cariño, deberías verme con una corona» Eunhyuk está aburrido de ser el mejor y más buscado ladrón de todo el mundo, de que nadie sea lo suficientemente bueno como para captur...