Capítulo 20

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Tocó con un dedo y con timidez hacia su propio reflejo el borde de la toalla que tenía alrededor de los hombros, enmarcando las marcas oscuras que se repartían en su cuerpo. Levantó la cabeza y se vio ruborizado en el espejo, con el labio inferior bajo los dientes, los ojos brillantes y se rió de sí mismo, apartando la mirada. Se sentía como un adolescente en su primera relación, como cuando salía con Yunho o quizá mucho mejor.

Mientras se acariciaba el torso, se encogió de hombros. Hyukjae era totalmente distinto a Yunho, tan distinto que le estaba sorprendiendo el enamorarse de él. Yunho había sido y sería siempre su primer amor, su primer novio, su primera vez, su primer amigo en Londres; hasta el más mínimo detalle le hacía sonreír, era sociable incluso cuando no debía serlo y, dado que había repetido un curso, no era muy listo a la hora de estudiar. Jung Yunho era -sonrió con ironía- todo lo contrario a un sociópata, tan cuerdo que su mayor locura había sido subirse a un árbol para ayudar a un gato. También era muy bueno.

Pero esa relación había terminado cuando el mayor se fue a Francia con su padre y ahora Donghae y su gusto con los hombres habían cambiado... mucho.

¿Quién le habría dicho que terminaría así y que le gustaría tanto?

Sacudió la cabeza para salir de sus pensamientos, llenando el espejo de pequeñas gotas que saltaron desde su pelo. Se pasó la toalla por él, alborotándolo y secándolo, se puso el pijama y salió del baño con ganas de tirarse con él en el sofá. Quizá por eso notaba su corazón tan acelerado mientras bajaba las escaleras, porque lo único que quería en aquel momento era estar con Hyukjae.

Cuando vio su pelo revuelto saliendo del respaldo del sofá, respiró profundamente. Ya habían cenado y era por la noche, pero aún no asimilaba que pocas horas antes Hyukjae le hubiera dicho aquello y mucho menos que se hubieran pasado quién sabía cuánto tiempo apoyados en la pared, intercambiando saliva hasta que se cansaron de estar ahí, de pie, donde cualquiera podría llegar de repente y verlos besarse como desquiciados.

Una risita inconsciente se escapó de él en ese momento. Se estaba volviendo loco. Vivir con Hyukjae no iba a hacerle ningún bien a su salud mental y sin embargo lo único en lo que podía pensar era en que podría haberse pasado horas y horas con los brazos alrededor de su cuello. Es más, estaba dispuesto a hacerlo. Tenía demasiado claro que Hyukjae no iba a negarse.

–¿Qué haces ahí parado? –parpadeó rápidamente, viéndolo girado sobre su propio hombro y mirándolo con verdadera curiosidad. Definitivamente no había nada que quisiera más que lanzarse sobre Hyukjae, pero debía controlarse, no podía parecer un desesperado. Volvió a reír. ¿Hyukjae comprendería algo de eso? Posiblemente se estaba preocupando por cosas que el mayor ni siquiera sabía.

Haciendo a un lado sus tonterías, sonrió y caminó casi corriendo hasta el sofá, viendo cómo Hyukjae se giraba conforme su cuerpo se acercaba. Se sentó en él de un salto infantil y amplió su sonrisa. Hyukjae lo miró de arriba abajo, analizándolo, hasta que llegó a sus ojos y ladeó la cabeza.

–¿Contento?

–Sip. –cruzó las piernas a lo indio ponerse de lado en el sofá. Hyukjae lo imitó casi al segundo, quedando ambos frente al otro. Seguro que, desde fuera, parecían dos niñas a punto de ponerse a jugar a las palmas– ¿No vas a preguntarme por qué?

–Hum... –dejando su lado caer contra el respaldo del sofá sin quitarle los ojos de encima, Hyukjae estiró la mano del otro lado hasta su cabeza y le apretó la nariz– ¿Debería?

Donghae se removió en el sitio. ¿Por qué hacía esas cosas? Le gustaba demasiado.

–Su-supongo...

Crown [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora