Capítulo 23

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Amor.

¿Qué era el amor?

Era algo tan, tan normal que no lo creía bueno para él.

Era algo tan, tan extraño que no sabía si era bueno para alguien.

Era algo indescriptible, algo que Hyukjae nunca había sabido describir, algo que lo había hecho sentirse indiferente toda su vida porque no lo sentía, porque nunca iba a sentirlo, porque nadie se iba a preocupar por él de aquella manera. Nadie, nunca.

Hasta ese momento.

Había entrado en el Palacio después de oír aquello, había dicho adiós al exterior y había ido corriendo en la búsqueda de alguna explicación para lo que estaba oyendo, pero no había encontrado absolutamente nada, solo aquellas creencias que todavía permanecían en él. Sin embargo, por mucho que estas no quisieran irse, tenía al sujeto revelación frente a sus ojos, con una gota de tomate cayendo desde la comisura de sus labios y el tenedor en la boca. No es que le diera mucha importancia, pero si algo tenía claro, era que Donghae sí se la daba, después de todo, aquella era la respuesta a su porqué, su razón para no abandonarlo, para no dejarlo.

Otra cosa que tampoco había pensado hacer, que de todos modos había hecho y le daba igual, era decirle lo que pensaba. Entonces, Donghae había comenzado a temblar y los dedos entre sus manos habían sido la mayor prueba de ello, pero Hyukjae todavía no comprendía por qué aquello lo había puesto tan nervioso. Es decir, él estaba tranquilo, solo confuso ya que no comprendía cómo alguien podía sentir amor por él; Donghae, en cambio, había tenido más relaciones, había sentido más veces y todo eso que hacían las personas normales, ¿no? Era hermoso, era natural que los hombres se hubieran enamorado de él, así que el hecho de que le resultara tan sorprendente su comentario no había hecho más que aumentar la confusión en el Palacio.

Pero como siempre, no le dio demasiada importancia. Se había encogido de hombros, había seguido jugando con la mano de Donghae hasta oírlo reír y habían decidido subir a la zona de juegos hasta ese mismo momento. Habían jugado a todo porque todos eran aburridos, con jugar una vez a Hyukjae se le habían quitado las ganas de repetir, además, era demasiado fácil ganar de Donghae. A veces se preguntaba qué era lo que realmente se le daría bien al chico que tenía delante; era estúpido, torpe, no sabía si quiera comer sin mancharse, se ruborizaba todo el tiempo, se ponía nervioso enseguida, reía con facilidad.

Apoyó la barbilla en una mano, soltando aire por la nariz y siguió con los ojos cómo se pasaba una servilleta por la boca para limpiarse y, sin embargo, dejaba que la punta de su nariz siguiera manchada porque los espaguetis le habían salpicado. Hyukjae, por su parte, había terminado de comer hacía varios minutos, o sea, que ¡hasta eso! Donghae era lento también, para todo, caminar, correr, comer... Su lista estaba llenándose con adjetivos despectivos que lo hacían cada vez más estúpido. Cuanto más tiempo pasaba con él más se daba cuenta de que en lugar de estar con un joven de veintiún años parecía que estuviese con un mocoso, pero no con uno de los que había ido a clase con él, porque esos eran imbéciles, retrasados, bestias, niñatos que no le llegaban a Donghae ni a la suela de los zapatos.

Donghae era un niño de los dulces, de los que nunca se había encontrado. Y quizá, si se lo hubiera encontrado antes, no tendría esas marcas por todo el cuerpo. Pero, ¿qué más daba? Le gustaba tener las cicatrices, era divertido ser diferente, había sido gracioso ver la cara de esos idiotas cuando se las hizo. ¡Loco!, lo habían llamado. ¡Loco!, había repetido su padrastro.

Estoy enamorado de ti, decía Donghae.

Suspiró, se levantó y se inclinó sobre la mesa, llamando al instante la atención de Donghae, que levantó la cabeza y abrió la boca para, seguramente, preguntarle qué hacía. Pero antes de que pudiese hablar, terminó de inclinarse hasta su rostro, sacó la lengua y le limpió la nariz. Le gustaba el tomate, le gustaba la piel de Donghae y oírlo jadear siempre era divertido; cosa bastante extraña en realidad. Se sentó de nuevo, pasándose la lengua por los labios. Y, como no, Donghae estaba rojo.

Crown [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora