Capítulo 33

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–Estás tomándome el pelo, ¿verdad? –con una sonrisa incontenible, Donghae movió la cabeza de lado. Kyuhyun tenía la mandíbula desencajada. Sungmin entornaba los ojos– Enséñamelo otra vez.

Estiró el brazo y dejó que su hermano viera el precioso anillo. Quería enseñárselo a todo el mundo. Subirse a una terraza y gritar lo feliz que era hasta quedarse sin voz. Pero primero debía terminar de hablar con Sungmin y, aunque no le gustaba la idea, llamar a su madre. Prefería invitarla a su boda que soportar durante toda la vida sus reproches.

–¿Me estás queriendo decir –empezó Kyuhyun, saliendo de su sorpresa para mirarlo– que Hyukjae, nuestro Hyukjae, el mismo que odia hasta a las piedras, quiere... casarse?

¿Querer? Hyukjae no había dicho en ningún momento que quisiera. Había dicho que las bodas eran una estupidez y que no le gustaban, que no quería nada parecido a lo de su hermano. Pero aun así había entrelazado sus dedos y había jugado con su anillo, repitiendo las ganas que tenía de tener la tarta de cinco pisos frente a él.

Pero ¿quería? No tenía muy claro que responder a eso. Suponía que sí, al menos en el fondo de su Palacio, Hyukjae debía desear ser su marido tanto como él deseaba ser el suyo. Por eso asintió.

Kyuhyun se levantó del sofá en el que estaba para abrazarlo. Lo levantó del suelo, contento, gritando, lo zarandeo y se llevó las manos a la cabeza.

–¡No me lo puedo creer! ¡Es fantástico!

–¡Lo sé! –gritó también. Si ya estaba contento y entusiasmado de por sí, la actitud de Kyuhyun solo hizo que lo exteriorizara todavía más.

–Dime que seré tu padrino, por favor. Soy tu mejor amigo y cuñado, eh, me lo merezco.

–Bueno... –rió. Miró a Sungmin, que los miraba cruzado de piernas desde el sofá– quería que lo fuera Min.

Tan rápido como lo hubo dicho, el rostro serio de Sungmin cambió a uno de sorpresa.

–¿Yo?

Donghae asintió.

–Claro, eres mi hermano. Yo fui el de tu boda y quiero que tu seas el de la mía.

Sungmin jadeó. Volvió a reír viendo a Kyuhyun, que se cruzó de brazos con falsa indignación, porque Donghae sabía que su mejor amigo no estaba molesto. Y de repente dos brazos lo rodearon con fuerza.

Cuando lo soltaron, Sungmin lo miró a los ojos. Luego asintió y los tres gritaron, uniéndose para volver a ver el anillo y el zafiro y oír por segunda vez la anormal forma en que su ahora-prometido le había pedido matrimonio.

***

Se rascó el abdomen, tirado en el sofá de Heechul. La televisión era un asco. Ni siquiera sacaban su caso porque el mayor había logrado esconderlo de la prensa. Pero él quería verse en televisión, en el trono, con la corona sobre su cabeza. Frunció los labios. Quería esa corona.

Siguió pasando canales sin dejar ninguno hasta que Heechul se puso delante de la televisión. Entonces dejó caer el mando al suelo y miró a su hermanastro con aburrimiento. Éste se cruzó de brazos.

–¿Por qué no me lo habías contado? –lo miró sin responder. No sabía a qué se refería; debía ser algo importante por sus gestos, pero ¿qué podía ser tan importante para que Heechul estuviese enfadado? Miró el techo, pensando.

Algo importante...

Quizá se refería a que se había bebido el último paquete de leche de fresa que tenía en la nevera, aunque para Heechul eso parecía una tontería.

Crown [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora