—¡Donghae! —oyó— ¡Hae! —gritó Luke otra vez.
Apretando los puños a cada lado de su cuerpo, siguió y siguió corriendo sin saber muy bien si iba por el camino correcto. Tenía un apartamento alquilado en el centro de Seúl, no muy lejos de allí. Deseaba encerrarse en él y no salir nunca más. Quería meterse bajo las sábanas, hundirse en el colchón, ser consumido por la tierra y dejar de sentir ese dolor en el pecho que lo estaba matando.
Estaba vivo. La persona a la que le había llorado durante dos años estaba viva y estaba tan enfadado con él. Había sido un completo estúpido al creerse que estaba muerto. Al creer que Hyukjae habría pensado en él y le habría avisado de sus planes. Le hubiera dado igual si hubiera aparecido una noche en su apartamento, lleno de explicaciones, lo hubiera besado y le hubiera dicho que estaba vivo. Eso no le habría importado, aunque hubieran sido diez malditos años.
Pero solo habían sido dos y Hyukjae se había reído de él.
Una mano tiró de su brazo. Luke quiso decirle algo, pero Donghae lo empujó sin siquiera mirarlo y continuó su camino hacia lo que esperaba que fuera su apartamento. No podía ver demasiado bien lo que tenía delante de él; todo estaba oscuro, las farolas lo deslumbraban, las lágrimas eran una cortina húmeda sobre sus ojos. Sacudió la cabeza y se pasó las manos por ellos de forma brusca.
Cuando por fin llegó a la puerta principal, intentó recordar en qué bolsillo tenía las llaves con las manos temblando. Las sacó de su bolsillo derecho y se le cayeron al suelo, se le resbalaron de los dedos porque todo su cuerpo era un constante tembleque; no le costó recogerlas, mas sí acertar en la cerradura. Tanto, que soltó un gracias sollozado cuando uno de sus vecinos abrió la puerta para salir. Se esperó a que el anciano pisara la calle, hundiendo la cara en las manos, para poder entrar. Entonces dio un paso dentro del vestíbulo, dispuesto a evitar el ascensor y subir hasta su apartamento por las escaleras.
No oyó la puerta cerrarse, pero tampoco se giró para mirar y simplemente comenzó a correr hacia arriba por las escaleras. Antes de llegar al primer piso, una mano cogió su muñeca y lo giró. Su espalda chocó contra la pared y apretó los ojos porque sabía quién era y no quería verlo. Le ardieron de tanto llorar.
—¿Por qué me has pegado?
Un jadeo salió de su garganta.
—Por qué te he pegado... —repitió en voz alta. Su respiración estaba cada vez más agitada, sus nudillos posiblemente blanquísimos. Abrió los ojos y lo miró fijamente. Hyukjae, a pesar de que tenía el pelo blanco, no había cambiado absolutamente en nada. Seguí teniendo esa expresión de "eres estúpido" en su cara mientras Donghae se controlaba para no darle otro puñetazo. Respiró profundamente y sin embargo todo el aire se le fue en un sollozo— ¡Que por qué te he pegado! ¡¿De verdad estás preguntándomelo?!
—Sí, Donghae.
Se pasó las dos manos por la cara, frotándosela. Soltó una risa amarga y movió la cabeza sin evitar que las lágrimas se le escaparan otra vez. Hyukjae levantó una mano para, quizá, limpiárselas, pero le dio un manotazo porque no quería que lo tocara.
—Dos años... —sorbió la nariz, apartándose el pelo de la cara. Había corrido tanto y hacía tal calor, que estaba sudando y sus pulmones no daban a basto. Pero se acababa de dar cuenta de su estado físico y no le hizo el menor caso. El sentimental en ese momento era muchísimo más importante. Por eso jadeó otra vez, se frotó de nuevo la cara, vio que Hyukjae lo miraba fijamente y abría la boca para hablar.
Una disculpa. Eso era todo lo que pedía. Que Hyukjae le pidiera perdón, que le explicara su desaparición, que lo besara. No quería nada más, solo... un lo siento.
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Crown [EunHae +18]
Fanfic«En un mundo de habitaciones cerradas, el hombre con la llave es el rey y, cariño, deberías verme con una corona» Eunhyuk está aburrido de ser el mejor y más buscado ladrón de todo el mundo, de que nadie sea lo suficientemente bueno como para captur...