Capítulo 11

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–¿Eso es un sí o un no?

Puso los ojos en blanco. No podía creer que aun estando en mitad de una charla de Derecho penal, Ryeowook y Yesung siguieran con la misma historia de una semana atrás. Dejó que la barbilla le cayera en la mano e intentó ignorar a sus amigos, esos que no conocía más de un mes y era como conocerlos desde siempre.

–La fiesta es dentro de una semana y tu madre ya se habrá ido, ¿por qué no quieres venir? Los chicos se volverán locos contigo. –bufó, centrando su mirada en el hombre que hablaba y hablaba sin parar en el escenario mientras, sobre su oreja, las dos personas sentadas tras él, le insistían. Yesung puso una mano en su hombro y repitió su oferta– Sabes que no tengo problema en llevarte y traerte en mi coche.

–A ti y a tu compañero de piso. –dijo Ryeowook. Un escalofrío recorrió su espalda– Algún día tendrás que llevarnos a tu casa, eh.

Ellos no podían ir a su casa, no podían conocer al loco de Hyukjae porque estaba seguro de que éste no aceptaría volver a hacerse el normal después de lo mal que lo estaría pasando con su madre. Rió en silencio. Aquello debía ser un espectáculo. Y si encima lo que Ryeowook quería decir era que los llevara esa semana, a Donghae se le ponían los pelos de punta; tampoco quería que ellos conocieran a su madre. Así que echándose hacia atrás con los nervios doblándole los dedos hasta convertirle las manos en puños, habló.

–A Hyukjae no le gusta la gente. –eso era verdad, por supuesto, pero no del modo en que Ryeowook y Yesung creyeron cuando lo oyeron. No quiso dejar que hablaran, ni que preguntaran nada más, porque sabía lo que iba a pasar y quería cambiar de tema cuanto antes. Suspiró, resignado– ¿A qué hora es?

–A las diez en la puerta. –Ryeowook y Yesung se chocaron las manos, felices de que aceptara. Donghae, en cambio, devolvió su vista al frente. Pero en el fondo sonrió, ¿a quién no le gustaban las fiestas?

Su conciencia movió la mano, esperando que llegase a una conclusión por sí mismo. A Hyukjae, claro, a él posiblemente no le atrajese mucho un sitio donde un montón de gente bailaba, todos juntos, casi pegados. En realidad, él tampoco se sentía muy atraído, pero ya que le invitaban y que no tenía otra opción para deshacerse de los dos pesados que lo celebraban a su espalda, debía ir.

–No hay nada mejor para independizarse totalmente que emborracharse en una fiesta. –le susurró Yesung al oído– Eso sí, la gente suele volverse loca, así que no te asustes.

¿Él? ¿Asustarse por eso? Teniendo como amigo a quien tenía, unos cuantos borrachos no le preocupaban. Aunque... ¿qué pasaría si Hyukjae se emborrachase? De solo imaginarlo, una profunda carcajada salió de su garganta y se tapó la boca, ruborizándose cuando todos se giraron a mirarlo. El hombre que daba la charla levantó las cejas y el profesor de guardia se cruzó de brazos. ¡Maldición!

–¿Le hace gracia que gente inocente sea condenada, señor Lee?

Agachó la cabeza y la sacudió, oyendo la risa de sus compañeros desde todas partes de la sala. Incluso estando lejos de él, la locura de Hyukjae lo afectaba.

Por suerte, la charla no duró demasiado y aunque ambos adultos lo fulminaron con la mirada por haber interrumpido la charla, no le dijeron nada y pudo salir tranquilamente de la universidad.

Ryeowook y Yesung sacudieron sus manos mientras se iban por un lado. Donghae suspiró, subiéndose la mochila cómodamente al hombro y caminó hacia la salida del campus. El taxi lo esperaba justo en la esquina, listo para ir a casa lo más rápido posible.

Se sentó tras el conductor, saludándolo con una sonrisa que el hombre sin pelo respondió de inmediato. Lo vio tirar el cigarro por la ventana y girar la llave en el contacto.

Crown [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora