Capitulo 2: Problemas

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No podía olvidar los ojos de mi agresor. Jamás los podría olvidar, había danzado con la muerte, había tenido un duelo con ella la noche anterior, jamás olvidaría ese momento en el que mi vida peligro. Mis ojos cafés se perdieron profundamente en su reflejo. Regrese en mí cuando el cepillo pasó por mi melena si trabarse. Tome mi ropa y me vestí y tome mi bolso "¿Dónde deje las llaves?". Con todo el alboroto del día anterior, había olvidado donde había puesto las llaves. Puse mi casa de cabeza, y no lograba encontrarlas, busque en el refrigerador, el horno, bajo la mesa, bajo la cama. Las estúpidas llaves aparecieron bajo mi almohada. Las guarde en mi bolso y vi el desastre que ese pequeño objeto había ocasionado.

Salí del departamento y me encamine a la calle para tomar el bus e ir al supermercado. Estaba en la parada y comencé a recordar nuevamente lo que había pasado el día anterior. Esos ojos azules, como el cielo mismo, y esa sonrisa que cada que recuerdo causa escalofrió que recorría mi espalda. Por fin llego el bus que debía abordar. Le hice la parada y subí. Le di un billete de 20 al chofer y mientras esperaba el cambio, visualizaba con quien o donde sentarme. Me devolvió una moneda de 10 y camine al fondo donde había un asiento vacío y lo ocupe. Saque el móvil y encendí los datos móviles para ingresar a internet. Al principio solo estaba en mi red social, pero la curiosidad me mato. Entre en el buscador de google y tecle "Jeff el asesino". Me aparecieron mil páginas, pero una me llamo la atención. Decía 'Woods Jeffrey mejor conocido como Jeff el asesino que ha sido buscado desde que sello marca con su propia familia....' Abrí la página, era un reporte policiaco.

Al terminar de leerlo, todo tenía sentido, el físico del joven era como el que describían el reporte, a excepción de sus ojos. Los ojos de la persona que me había atacado no le faltaban los parpados, al contrario, tenía unos ojos expresivos. Las mejillas ya no estaban rasgadas, ahora con tenían una cicatriz que las acompañaría toda la vida, su piel era pálida, como la de un muerto, y sus cabellos negros eran largos y despeinados.

Llegue a mi destino y me dedique a hacer mis compras. Un par de rollos de papel, agua embotellada, pan y sopas instantáneas, muchas sopas instantáneas. Nunca aprendí a cocinar, no tuve la oportunidad de tener alguien que me enseñara.

Regrese a mi casa y me dispuse a hacer el quitarse, lavar ropa, planchar, barrer y trapear. Mi rutina era la misma, solo que ahora habría un cambio; hoy iniciaba mis prácticas.

Cuando era hora, me metí a dar un baño rápido para poder parir a mi nuevo trabajo. Por fin estaba a punto de terminar mi carrera, de lo que siempre había querido ejercer, estaba cerca de obtener el reconocimiento de medicina y no desperdiciaría la oportunidad que cambiaría mi vida. Me vestí con una falda corta negra, medias y camisa blanca. Quería verme formal. Me ate el cabello y Salí. Esta vez tome un taxi pues ya se me hacía tarde.

Llegue al hospital central justo a tiempo y camine hacia la recepción.

-Buenas tarde, soy la señorita Oster, hoy empiezan mis prácticas y me dijeron que llegara a esta hora.-

-Claro, la estaba esperando señorita.... Alexandra Oster.- Dijo ojeando un par de hojas y tomando un gafete. –Tome una bata y colóquese este gafete. Se le ha sido asignada la habitación 596, paciente 666 en el 4 piso, el paciente llego ayer. Lea el expediente.- Me lo entrego.

-Gracias.- Camine con el folder en las manos y tome una bata y me la coloque, después me puse el gafete en el que venía mi nombre 'Alexandra Oster, pasante de medicina'. Estaba orgullosa. Me senté en la sala de espera y abrí el expediente:

Los mas buscados -Jeff the killer-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora