fallen in love

247 22 6
                                    


Me empezaba a preocupar cuando Alexandra entro corriendo agitada al departamento, lanzo... ¿Un arma?... si un arma, sirvió un vaso de agua del grifo y fue hacia mí.

-Ten toma este anti inflamatorio y después déjame inyectarte el medicamento-

-¿Dijiste inyecciones?-

-Si Jeff... ¿Te dan miedo?- Alexandra se rio

-Pues.... Solo que sea rápido.-

-Este será tu castigo por espantarme- seguía riéndose.

Se me escapo una sonrisa, tome el medicamento y sin otra opción me deje inyectar. Ambos nos sentamos en el sofá.

-Muero de sueño... ¿qué hora es? - La pecosa de acostó en mis piernas. Me puse nervioso y mire el reloj.

-La... son las 6 de la mañana....-

-Rayos...- Alexandra se quedó dormida en mis piernas.

No la quise mover, preferí contemplarla. ¿En serio me está empezando a gustar esta mujer o solo quiero algo más de ella? No lo creo, si solo la quisiera por eso, ya la hubiera obligado a hacerlo, pero no. Debo admitir que, desde que ella llego a mi vida, me había sentido mejor en todos los sentidos. No solo había logrado curar mis heridas físicas, gracias a ella, la depresión se comenzaba a ir, y la frustración solo habia aparecido un par de veces cuando antes era diario.

Empezaba sentir la necesidad de tenerla a mi lado y el deseo de no perderla nunca. No quería aceptar que me gustaba, aun no. No sabía cómo lo tomaría, probablemente arruine su vida al secuestrarla, probablemente me odiaba y solo disimulaba por miedo. No creo que sea el momento para decirle lo que siento.

-¿Cómo me haces sentir así?- Acaricie sus cabellos negros con mi mano.

La mire como un niño mira a alguien que admire, y eso era lo que pasaba, yo admiraba a Alexandra. No cualquiera arriesga su vida para salvar a alguien. Ninguna persona cuerda salva a alguien que la ha intentado matar.... ¿Alexandra sentirá algo por mí? ¡Qué idioteces pienso! Nadie se enamora de un monstro como yo. Nadie se enamora de un asesino si corazón ni piedad. Nadie se puede enamorar de mí.

-Jeff.... Ya van a ser las 12 ¿No tienes hambre?- La dulce voz de Alexandra me despertó.

-Ah... mi cabeza... mi.... Mi cuerpo- Me queje.

-Oh ¡Cierto! Tú medicina. Ten- Me dio las pastillas.

-¿Por qué te preocupas tanto por mí?- solté mientras metía las patillas en mi boca.

-Pues.... No lo sé, supongo que me importas- Sonrió.

-¿Qué tanto?- Arquee una ceja.

-Pues....- Estaba a punto de contestarme.

-A mí me importas mucho.... Creo que mataría por ti- La interrumpí

Alexandra se quedó callada, mirándome a los ojos. Se le veía sorprendida. Sus ojos brillaban.

-¿No dirás nada?- Le sonreí de lado.

-Pues... Me importas mucho.... Por qué.... Por qué te quiero...-

Ahora el que se habia quedado sorprendido era yo.

-No deberías de hacerlo, soy un asesino, soy alguien a quien deberías odiar...-

Alexandra bajo su mirada y se puso de pie en dirección a la cocina.

-Tienes razón....- Suspiro – Voy a preparar algo para comer Jeff...-

-Yo también- Solté.

-¿Qué?- Alexandra se giró a verme.

-Yo también.... Te ayudare a preparar algo- La respuesta más idiota de la vida.

¿Por qué no solo le dije la verdad? ¿Por qué no le dije lo que siento? ¿Por qué no acepto de una vez que la necesito? Es estúpido ¡Soy estúpido! Tenía miedo, soy un cobarde, soy un asco de hombre.

*

-Puedo sola Jeff...-

Me metí en la cocina y me puse buscar algo para comer. No habia nada.

-Te odio Jeff....- Susurre y me talle los ojos evitando las lágrimas. –Te odio por confundirme, te odio por no haberme matado...-

Me recargue en la alacena y me deje caer sentada al suelo. Estaba a punto de llorar, confundida, lastimada, sentía odio y amor a la vez. La confusión me invadía.

-¿Todo bien?- Jeff entro a la cocina.

Me levante y lo mire.

-Si- trague saliva. –Jeffrey- Espere un golpe o un grito.

-Jeff.... Soy Jeff- Me dijo colocándome una mano delicadamente en el hombro. – Jeffrey ya no existe....-

Lo mire a los ojos.

-Jeff...-

-¿Qué pasa Alexandra?-

-No estoy confundida. Te quiero- Me lance a él abrazándolo.

Jeff se quedó quieto unos segundos, pero después me correspondió el abrazo.

-Yo.... También... también te quiero pecosa- Susurro cerca de mi oído.

Me separe inmediatamente de él y le coloque una mano en la mejilla.

-Estas muy lastimado....-

Jeff me miraba a los ojos. De nuevo me estaba ahogando en ese mar. ¿Les ha pasado eso? Tener ese sentimiento tan raro que jamás habían sentido al mirar a los ojos a alguien.

-Tu... igual Alexandra.- Jeff subió una de sus manos que estaban en mi espalda hasta mi mejilla.

El sentimiento de bienestar se volvió incómodo. Me separe de Jeff.

-Vamos a la habitación para limpiarte las heridas... No quiero que se te infecte alguna.- Salí de la cocina y llegamos a el cuarto. -¿Tienes botiquín?-

-Pues... creo que no-

-Rayos.... Acuéstate, le pediré a Daniela alcohol y unas gasas-

Salí del departamento y fui con la vecina. Toque la puerta tres veces y casi de inmediato la pelirroja abrió.

-Buenas tardes.... ¡Dios mío! ¿Qué te paso? Esta toda golpeada.- Daniela me hizo entrar en su casa a jalones. -¿Ese infeliz te golpeo?-

-No... es un mal entendido, anoche...- No me dejo terminar.

-¡Anoche se escuchaban gritos desde el cuarto! ¿Quieres que llame una patrulla?-

-No ¡No, no, no! Ayer peleamos, pero él no me golpeo, salió de casa y yo lo seguí, nos asaltaron a ambos.-

-Cielo, no mientas.... Él te hace daño- Daniela puso su mano en el teléfono.

-Estoy bien, en serio... de hecho venía a pedirte gasas y alcohol... él está aún más herido que yo...-

Daniela se relajó y se llevó una mano a la frente.

-¿Segura que no fue el?-

-Si....-

-Bien, dame un segundo, voy por el botiquín.-

Los mas buscados -Jeff the killer-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora