Triste infancia

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Jeff había dado en el clavo, esa sensación de ganas de llorar se incrementó. Apreté los dientes hasta el punto que sentí dolor. Baje mi vista, odiaba recordar ese momento de mi vida, sin embargo, sin que él insistiera, comencé a contarle desde el principio.

*

-Tenía apenas 9 años. Mi padre creía que ya era el momento en que debía tener una madre, así que nos mudamos con mi tía. Ella tenía un hijo... él tenía unos 15 años, su nombre era Ramsés. Yo no tenía ni idea de quienes eran. Era la primera vez que yo los conocía. Supuestamente mi tío, había muerto hace unos meses en un accidente automovilístico.

Al principio, todo en esa casa era lindo. Era como volver a tener una familia, con una madre, un padre y en esta ocasión un hermano... que me quería.... Que me cuidaba y que posteriormente me destruiría. Pasaron unos meses, para mi padre, mi tía era la madre ejemplar, me ayudaba con las tareas, cocinaba, y cuidaba a su sobrina y a su bastardo. Pero lo que él no sabía es que esa mujer me golpeaba, me lastimaba de formas irracionales, quemaba mis manos en la estufa y me dejaba encerrada en mi habitación todo el día. El único que me comprendía era mi primo, el mejor chico del mundo para mí, jugaba conmigo incluso a las muñecas. Un día, me dijo que jugáramos al papá y la mamá. Yo nunca había recibido una charla acerca de la sexualidad, era inocente a pesar de mi edad. Nunca creí que ese juego me destruiría, que ese estúpido juego me lastimara en lugares que ni siquiera sabía que yo tenía. Después de esa ocasión, él me dijo que no hablara con nadie de eso, le hice caso, pero ese estúpido juego se volvía a repetir y a repetir y a repetir hasta que le dije a mi padre. No me creyó. Cuando mi primo se enteró de que había hablado me obligo a volver a 'jugar' con él. Jamás eh sentido tanto dolor en mi vida. Jamás eh estado con otro hombre y jamás quiero hacerlo. Me doy asco....-

Alexandra estaba llorando como nunca. Sentí una rabia increíble, ganas de 'jugar' con aquella persona que le había hecho tanto daño. Era la primera vez en que sentía la sensación de quererme vengar, y peor aún, vengarme de algo que ni si quiera me habían hecho a mí.

Apreté los puños hasta que mis nudillos se comenzaron a poner blancos.

-¿Dónde está ese hijo de puta te tu primo?-

-El.... No lo sé.... Ese juego se repitió hasta que cumplí 17 años y me escape de casa, conseguí trabajo y continúe estudiando... hasta ser lo que soy hoy en día.... ¡Una médica rehén!- Se rio en voz baja, para evitar soltar más llanto.

-Te juro que lo encontrare.... Y lo destruiré de la manera más dolorosa que se me ocurra-

Alexandra solo sonrió.

-Pecosa, desde ahora nadie te hará daño-

-Gracias...- Susurro y volvió a sollozar

Alexandra se levantó y se fue a dormir. Yo me quede en la sala. Nuevamente comencé a fumar. La nicotina era mi mayor adicción, el alcohol solo era una salida para cuando me sentía frustrado, y hace mucho había jurado frente a la tumba de mi madre que no me drogaría nunca más. Encendí un cigarrillo, después otro y otro, los cigarros fueron desapareciendo de la cajetilla. Estaba pensando en cómo reconstruir el corazón de esa mujer. Pero ¿Por qué quería ayudarla? Mi mente estaba jugando conmigo nuevamente. La confusión regresaba ¿Por qué seguía manteniendo viva a esa mujer?

No estaba enamorado, o al menos no lo creía. Ya en una ocasión había sentido ese sentimiento de querer a alguien como pareja. Si yo estuve enamorado, de esa niña de ojos verdes y cabellos castaños largos, esa niña que fue la única fuera de mi familia que se preocupó por mi cuando estuve hospitalizado, esa chica a la que intente volver como yo, la niña que vivía a lado de mi casa. Jane... ese gran rechazo que me hizo sentir después de que yo la hubiera intentado hacer hermosa y ese odio sin motivo que me tenía.

Ella fue la primera persona de la que yo me enamore y también fue la última. La última vez que vi a esa bella dama, fue cuando deje su cuerpo en sin vida en aquel callejón. Yo solo la quería mi lado y ella había intentado poner fin a mi existencia, yo solo me defendí. Este sentimiento, el sentimiento que yo tenía hacia Alexandra era distinto, era un sentimiento más fuerte.

Termine mi cajetilla y me fui a la habitación a dormir. Alexandra ya estaba en la cama, acurrucada con una niña sobre la almohada. Sonreí, Alexandra era una mujer muy atractiva. Me acosté a su lado y me le quede observando un buen rato. Era una noche hermosa, la luz de la luna entraba por la ventana y me incitaba a salir a divertirme un rato.

Con suerte encontraría alguna mujer con la cual divertirme, o mejor aún encontrar al primo del que Alexandra me había hablado. Con delicadeza tome su muñeca y la espose a la cabecera de la cama. Me coloque ropa cómoda, tome un cuchillo de la cocina y salí del departamento y fui a hacerlo que mejor se hacer; acabar con la vida de las personas.

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Los mas buscados -Jeff the killer-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora