Era una casa bonita, pequeña y cómoda, en un lugar lindo. El pueblo era muy pequeño, pero muy bonito, incluso había una plaza pequeña justo en el centro.
Intente apoyar mi pie para poder subir a donde Jeff. Me puse de pie y camine cojeando hacia las escaleras. Cuando intente subir Jeff bajo corriendo.
-No camines ¡Estas lastimada! ¿No?-
-No... ya estoy bien- sonreí
Me regreso la sonrisa y me ayudo a subir al segundo piso. Una bella habitación con una pequeña cama individual y largas cortinas rosas con un balcón que daba vista al bosque y un baño, era lo único que había arriba. Jeff me dejo sentada en la cama mientras iba a ver si había servicios en el lugar.
-¡No! ¡Mierda!- Se escuchó el grito de Jeff desde abajo.
-¿Qué paso?- Grite espantada.
-¡No hay señal!- Me respondió desesperado.
-¿Y por eso gritas como loco, idiota?-
No hubo respuesta hasta que lo tuve frente mío tomándome del brazo con brusquedad.
-¿A quién le dices idiota? ¿Te tengo que recordar tu posición? ¡Yo soy tu secuestrador!- Me jalo del brazo haciéndome ponerme de pie.
-Perdón...- Solo un leve hilo de voz salió de entre mis labios.
Jeff me regreso a la cama de un empujón.
-No me vuelvas a insultar ¿entendido?-
Afirme nerviosa con la cabeza, Jeff soltó un suspiro y me puso en sima una mirada enojada. Sus ojos azules penetraron en los míos. Hice una mueca de tristeza y baje la mirada soltando el aire que contenía desde que Jeff había llegado a regañarme.
-Lo... Lo siento- soltó Jeff sentándose a mi lado en la cama
-Da igual, tienes razón, no debería de ponerme al tú por tú con alguien como tú...- respondí.
Jeff tenía razón, aun que supuestamente me quisiera, el no dejaba de ser mi secuestrador. Empezaba a sentirme estúpida, un secuestrador no se enamora de su rehén ¿o sí? Y yo comenzaba a tener síntomas del síndrome de estocolmo1 ¡Maldición!Esto se comenzaba a volver frustrante.
Jeff tenía una expresión de confusión en el rostro. ¿El confundido? ¡Es el, el que me amenaza! ¡Es el, el que me hace daño! Él es el causante de que yo no pueda terminar mi carrera. Dice que me quiere y lo único que hace es lastimarme ¡Al demonio con su querer! ¡Al demonio con Jeff! Si sigo con él es solo porque soy una idiota cobarde. Este tipo me matara cuando tenga oportunidad
-En serio, perdón, tienes razón ¡soy un idiota!- Jeff bajo las escaleras corriendo y maldiciéndose a sí mismo.
Solo me quede en la cama recostada pensando en lo que había pasado. Jeff es un idiota, eso era más que claro, pero lo que necesitaba ahora era aclarar mi mente. ¿Me estaba volviendo loca? Si, ¿Estaba enamorada de Jeff? Probablemente, ¿soy una estúpida? Efectivamente.
Jeff estaba terminando con mi cordura y mi estabilidad emocional. En esos momentos no sabía que pensar. ¿Estaba bien que yo siguiera ahí?
Perdí la noción del tiempo, me use de pie y camine a la ventana. El cielo estaba estrellado, se veía hermoso. Baje las escaleras buscando a Jeff, lo encontré boca abajo en el sofá. Supuse que estaba dormido y salí de la casa. Camine un poco hasta llegar a donde debió ser una plaza hace bastante tiempo y pose mi mirada en el cielo. Un recuerdo fugaz llego a mi mente.
-Flashback-
Mi padre estaba terminando de colocar la casa de acampar que yo compartiría con Ramsés, mi primo. La amargada de mi tía había decidido quedarse en su casa y mi padre aprovecho para invitar al campamento a una mujer muy linda y amable, tenía la esperanza de que él y ella se casaran para poder huir del infierno que vivía con Ramsés y su madre.
Yo estaba sentada en la orilla del rio, con los pies en el agua y la mirada en el cielo. La amiga de mi padre se me hacerco y se puso de cuclillas a mi lado.
-El cielo es hermoso, esta tan despejado que se pueden ver todas las estrellas- Dijo mirándome.
Mi mirada seguía perdida en alguna constelación, pero conteste.
-Sí, Mariana, son muy bonitas estas noches. En la ciudad no se contemplan- susurre.
Mariana solo se rio y aserto, se quedó conmigo un rato.
-Y... ¿ya tienes novio? Eres una adolecente hermosa-
-No... no me gusta tener novio, los hombres hacen mucho daño...- respondí nerviosa sacando mis pies descalzos del agua y poniéndome de pie. –No quiero tener novio nunca, no quiero estar con un hombre nunca-
Mariana se quedó sorprendida pero no pregunto, solo me miro alejarme y meterme a la casa de acampar a ponerme la pijama.
-Fin del Flashback-
El aire frio me hizo volver en mí, mire el cielo, unas cuantas nubes comenzaron a aparecer tapándome la vista a las estrellas. Suspire.
-¿Dónde estará ese bastardo de Ramsés?-
-¿Quién es Ramsés?- Jeff estaba tras de mí.
Coloco sus manos frías en mi cintura abrazándome por atrás y posando su barbilla en mi hombro derecho.
-Pregunte algo, Alexandra-
Me puse nerviosa, no sabía si era buena idea decirle pero al final lo hice.
-Mi primo...-
-¿Por qué quieres saber dónde está ese hijo de...?- Me estaba diciendo.
-No lo sé- le interrumpí.
Jeff se separó de mí y me miro con una expresión de confusión.
-Este bien...- hizo un silencio y después cambio de tema. –Tenemos que encontrar otro lugar para vivir, aquí no hay agua, ni luz, ni señal.-
-¿Por qué te interesa tanto la señal?- Me reí –Digo, eres un asesino ¿no es peligroso usar un móvil?-
-Pues.... Pues.... ¡No lo sé! Ahora que lo dices, pero cuando podía hablaba con Toby....-
-Ahora que lo pienso... ¿Cómo se conocieron tú y Tobías?
-¡Ja! Es una historia bastante interesante.- Se sentó en la orilla de una fuente seca que había en el centro de la plaza.
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Los mas buscados -Jeff the killer-
RandomAlexandra Oster es una joven pasante de medicina, aun no iniciaban sus practicas cuando tubo un percance con ese hombre. El hombre que cambiaría su vida, el hombre que le robaría su libertad. ____ Mi nombre es Alexandra Oster, y esta es la historia...