Capítulo 6. SENTIMIENTOS.

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Nigra Spelunca, alrededores del Inferos

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Nigra Spelunca, alrededores del Inferos.

Moros llegó a la entrada de la gran cueva. Buscaba a uno de sus hermanos, el único que podría ayudarle en un asunto tan delicado como lo era el destino de los dioses. Plegó sus alas doradas y se adentró en la oscuridad; tras unos minutos una tenue luz apareció a su encuentro, y alguien lo saludó.

-¡Buenos días, tío!

Moros reconoció esa voz, era su sobrino Morfeo.

-Hola Morfeo, vengo en busca de tu padre, ¿se encuentra aquí?

-Sí, desde luego que sí tío, pero se encuentra ocupado en estos momentos.

-Nadie está demasiado ocupado cuando se trata de recibir al Destino.

-Muy bien tío, si insistes... Sigue el pasillo y entra en la habitación de mi madre, allí podrás encontrarle. -dicho esto, sonriendo y tras un bostezo, se retiró a retomar el descanso que había visto interrumpido por la llegada de su tio.

Moros entendió inmediatamente la razón por la que su hermano estaba tan ocupado. Sonrió. No debió haberle destinado a engendrar tantos hijos...

Tocó la puerta un par de veces, no quería presenciar nada incómodo. Al cabo de unos segundos ésta se abrió, saludándole una hermosa y embarazada Pasitea.

Al fondo del dormitorio se encontraba Hypnos. Con ese aspecto despeinado y a medio vestir se parecía aún más a su gemelo Thanatos; tan parecidos y tan diferentes vidas las que les había concedido a cada uno...

-¡Hermano Destino! ¿A qué debemos el honor de tu presencia?

-Hypnos, vengo a encomendarte una misión de suma importancia.

-¿Una misión? -sus ojos brillaron de emoción.

-Sí. Pasitea, me temo que tendré que arrebatártelo por un tiempo; aunque te prometo que estará presente para el día del nacimiento de vuestro décimo hijo.

-Eso espero Moros. Con el destino que me has otorgado no creo que pueda dar a luz a muchos más.

-Créeme que podrás. Aún quedan muchos más por llegar.

Ella sonrió pícara mientras miraba a su marido Hypnos. Él también sonrió.

-Bueno Hypnos, pongámonos en marcha, te lo explicaré todo por el camino... ¡Ah!, y trae a tu hijo Morfeo contigo, creo que nos será de gran ayuda.

-Está bien Moros, pero concédeme unos minutos para que me despida de mis hijos, tengo que dejar todo bien atado antes de partir.

-Perfecto, te esperaré fuera. Thanatos debe de estar ya en camino, no te demores demasiado.

-Descuida, hermano.

Moros se encontró con Thanatos en la entrada del hogar de su gemelo.

-Es la hora. -señaló Thanatos mirando a Moros.

DEA NOCTIS {El Origen} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora