DEA NOCTIS {El Origen}

Capítulo 29 parte 2. KOLBEIN 'EL ROJO'

El cuerpo sin vida de Gunnbjörn ya había sido descubierto cuando los tres jarls se presentaron a la mañana siguiente en el hogar de Adara.

—Estamos aquí presentes para que Adara ‘la protectora’, hija de Hans Baardsson, anuncie ante todos su decisión. Pero ante los acontecimientos tan escabrosos acaecidos me temo que esta decisión se ha visto comprometida… —expuso el jarl Haakon.

—Adara, mi hijo Gunnbjörn fue asesinado ayer en nuestro campamento… Tú fuiste la última persona que vieron con él, ¿puedes ofrecernos tu testimonio para que podamos esclarecer lo ocurrido? —se dirigió Kolbein a Adara con gesto inquisitivo.

Adara empalideció, sus manos comenzaron a temblar y su pulso se aceleró. La habían descubierto, pensó. Iba a morir…

Su padre posó su mano en la espalda de ésta para brindarle apoyo y que recordase lo que habían acordado la noche anterior sobre lo que tenía que decir… pero a Adara las palabras no le llegaban a la garganta.

—¿Y bien? —la apremió el jarl de Rogaland.

Adara miró a su padre de reojo y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos… No sabía mentir, nunca se le había dado bien; aquello representaba su sentencia de muerte.

—Yo… e—estuve con él ayer… —logró decir entre sollozos y nervios— Dimos un paseo…

—¿Y discutistéis? —la interrogó Kolbein ‘el rojo’ amenazante.

—Déjala hablar, Kolbein —intervino en su defensa su padre. A Adara le dio un vuelco el corazón.

—Sí, es cierto, discutimos. Pero cuando salí de su tienda todo estaba bien.

—¿Quieres decir que habíais hecho las paces? —preguntó Asgeir.

Adara asintió.

—¿Y por qué discutistéis? ¿Te hizo daño? —le cuestionó Asgeir protectoramente.

—No, no me hizo daño, discutimos porque…

En ese momento miró a su amiga Sigrid, que estaba detrás de Kolbein haciéndole señas.

Adara no conseguía entender qué era lo que Sigrid quería decirle, y ésta seguía señalando y gesticulando exageradamente.

»... porque… Gunnbjörn pensaba que yo… que yo...

Sigrid señaló su falda y forcejeó con ésta, después señaló al rubio Asgeir y se volvió a señalar la falda. Adara estaba confusa: ¿acaso su amiga le estaba indicando que acusara a Asgeir?

—¿Qué pensaba Gunnbjörn? —preguntó el jarl Haakon.

—E-emmm… Pensaba que… Asgeir y yo…

Todos enmudecieron, y Asgeir se adelantó en desmentir lo que parecía evidente que Adara pretendía decir:

—¡Eso es falso! Yo nunca le he faltado el respeto a Adara, y menos aún ha sucedido nada entre nosotros. ¿Miento Adara?

—No, no mientes, nunca pasó nada. Pero Gunnbjörn, cegado por los celos, pensó que Asgeir me había seducido.

— Aclarastéis este malentendido, ¿no es así? —preguntó el padre de Asgeir.

—Sí señor, todo quedó solucionado.

—¿Y viste a alguien al salir? —preguntó Kolbein.

—No.

—¿Estás segura? ¿Nadie que te pareciera extraño?

—No señor, no vi a nadie...

—¡Ya está bien, Kolbein! ¿Aún no crees en la palabra de una völva tras lo acontecido anoche? —exclamó el jarl de Agder.