Capítulo 15. CONVALESCENDI.

151 41 23
                                    

Inferos, Cella XIII

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Inferos, Cella XIII.

Habían pasado ya tres días y Ker seguía inconsciente. Lo habían trasladado a sus aposentos para que al despertar se encontrase más cómodo, pero esto parecía estar lejos de suceder.

Mientras el Deus Caede se hallaba sumido en el letargo del sueño inducido por el veneno, las keres realizaban su trabajo bajo una total falta de disciplina; Thánatos ya no podía siquiera controlarlas: les otorgaba a cada una el nombre de quien merecía una muerte escarlata, pero éstas llegaban a la tierra sembrando el caos a su paso, cazando y acechando a su presa, jugando y torturándolos antes de arrebatarles la vida... Aquel era su trabajo, sí, habían sido creadas para tal fin y cumplían muy bien con él (aunque en el camino se llevasen almas inocentes y destrozasen todo a su paso) Thánatos estaba a punto de perder la cordura…

-¡Kriba!

-¿Qué quieres ahora? -le replicó la subordinada de su hermano de forma arisca.

-¡Muéstrame respeto, furia!

-Grrr... -gruñó ésta mostrándole sus afilados dientes.

-¿Por qué las moiras han tenido que hilar tres almas nuevas en menos de una hora?

-Yo he cumplido con mi deber, los humanos son unos entrometidos.

-¿Y era necesario matarlos?

-Si no te gustan nuestros métodos quizá deberías hacerlo tú.

-¿Se puede saber qué le voy a decir a Zeus cuando venga a quejarse ante mí por la horda de almas que se agolpan a la entrada del Olympus? -le espetó Thánatos visiblemente irritado.

-Pues… ¿que les deje pasar? -contestó la furia insolente.

-¡No pueden! ¡No es su hora aún, de manera que su estancia en el Olympus les está vetada!

-Relájate Dulcis Mortis, tan sólo tienen que esperar a que llegue su momento…

-¡¿Te das cuenta de la desfachatez que estás diciendo?! ¿Cómo van a esperar si algunos no estaban destinados a morir hasta dentro de cincuenta años?

-Ay, no te angusties… de todos modos ya están muertos, ¿qué prisa hay? -le respondió con total indiferencia.

Thánatos se echó las manos a la cabeza exasperado y frotó sus sienes para calmar sus nervios y poner en orden sus pensamientos… Aquella furia era la más calmada y responsable de todas, por eso la había escogido como portavoz, pero aquello se le estaba yendo de las manos: en apenas tres días habían muerto doscientas tres personas inocentes, personas que no debían morir y que ahora se agolpaban a las puertas del Olympus deseando entrar…

-Retírate -dijo finalmente.

-Como quieras…

La furia salió de la gran sala en la que el hermano de su señor la había citado llena de rabia: ¿Cómo se atrevía aquel pelele a reprenderla por el modo en el que hacía su trabajo? Ella y sus hermanas eran magníficas, se esforzaban para que así fuera, y lo único que recibían a cambio eran estúpidos reproches... Caminó rápidamente por los pasillos del Tártaro en busca de sus hermanas, aquello se iba a acabar muy pronto, si Ker no se recuperaba en unos días, ellas no trabajarían más… y entonces a ver cómo se las arreglaba ese sensiblero pelele para matar de forma violenta a todos los malhechores…

DEA NOCTIS {El Origen} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora