Elysios, Olympus.
Una flagrante tarde con un hermoso atardecer se vislumbraba en el Olympus, en la que Moros por fin podía permitirse descansar de su atareado menester. Se hallaba junto a Pandora en los Elysios, ambos tendidos en el césped mientras contemplaban el ocaso. Pandora estaba de muy buen humor, no dejaba de sonreír, y esto hacía que el corazón de Moros brincara de júbilo.
Habían pasado unos años ya desde que ella le formulara aquella maldita pregunta... y aún no tenía una respuesta que ofrecerle; debido a esto Pandora se había alejado de él.
Una leve brisa meció los oscuros cabellos de la joven, entorpeciendo su visión y sacando a Moros de sus recuerdos; éste se apresuró a apartar el mechón con dulzura del rostro de la semidiosa, y ésta se sonrojó al instante. Moros sonrió coqueto ante esa reacción, pero su sonrisa se apagó pocos segundos después; un pequeño tirón en su mente cambió su humor: era una llamada telepática, y eso sólo podía significar problemas. La ignoró con la esperanza de que no fuera nada grave, pero justo ante ellos apareció un extenuado Hypnos.
El recién llegado replegó sus alas multicolor rápidamente mientras un perplejo y molesto Moros preguntaba:
-¿Qué haces aquí, Hypnos?
-He venido a avisarte.
-¿Avisarme de qué?
-El moiral es un caos, las moiras están histéricas. Será mejor que vengas…
Moros maldijo mentalmente a esas ancianas. Hacía meses que no se reunía con Pandora, y ahora que lo había conseguido no podían dejarlo en paz ni unas horas.
-Arréglalo tú, hermano. Esta es mi tarde libre.
-Moros, si pudiera arreglarlo no habría venido hasta aquí.
Entonces Pandora interrumpió:
-Moros ve, prometo que nos volveremos a ver.
Hypnos saludó con un gesto de cabeza a Pandora al percatarse de su presencia.
Moros lo pensó unos segundos y asintió.
-Está bien -dijo levantándose del césped-. Pandora, te veré en otro momento.
-Descuida Moros, así será -dijo sonrojándose de nuevo.
-Vamos Hypnos. Espero que sea algo importante.
Hypnos asintió, y ambos desplegaron sus maravillosas alas: las de Moros doradas como el oro iluminado por el sol, y las de Hypnos llenas de todas las tonalidades conocidas. Era un gran placer para la vista ver a ambos hermanos volar juntos.
Llegaron a la cueva de las longevas moiras en pocos minutos. Las hallaron discutiendo en mitad de un enorme griterío, aquello era un caos: gritaban a la vez mientras se insultaban y golpeaban unas a otras; así que Moros las hizo callar:
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DEA NOCTIS {El Origen}
Fantasy★ Dividida, sola y sin poderes... Nyx tendrá que encontrar a su otra mitad, para poder volver a ser ella misma y detener a la terrible oscuridad que está invadiendo el mundo... Pero ésto no será facil... ★ Ambientada en el glorioso pasado de las mit...