Eris avanzó sin problemas a lo largo de aquella laberíntica prisión. Pronto encontró más guardias que dejó inconscientes en poco tiempo, y se apresuró en salir de allí.A medida que se acercaba a la salida sentía cómo sus poderes divinos iban regresando a ella, pronto empezó a correr por los largos pasillos deseosa al fin de ser libre y sentirse poderosa de nuevo. Cruzó dos pasillos más antes de divisarla por fin: la salida...
Una gran puerta de hierro macizo custodiaba el interior del exterior, se trataba del último obstáculo que la separaba de su tan ansiada libertad; Eris corrió velozmente hacia ella. Buscó una cerradura, sin embargo no la halló. Desesperada, palpó la enorme puerta en busca de algún resorte o palanca oculta, pero tampoco halló nada.
Y entonces un inesperado y fuerte tirón en su cabello la hizo retroceder y chocar contra la pared. Levantó la vista todavía algo aturdida después del doloroso golpe, e inmediatamente su semblante se ensombreció: ante ella se encontraba Korus, sin duda el peor de todos los carceleros con los que podría haberse encontrado.
Este semidiós poseía un gran tamaño y una fuerza descomunal; a veces solía ejercer también de verdugo, pues su fuerza podía llegar a igualar e incluso superar a la fuerza de muchos dioses. Eris tembló al recordar este dato.
-Korus, déjame ir y te aseguro que mi padre te recompensará por ello.
-No -respondió este con su imponente voz y semblante severo.
-No desperdicies la oportunidad que te ofrezco, podrías salvarte cuando el fin se acerque; y créeme, está más próximo de lo que piensas.
-No -volvió a responder el semidiós de forma tajante.
-Si no lo haces te arrepentirás por toda la eternidad.
-No me arrepentiré de nada. Ahora será mejor que regreses a tu celda sin oponer resistencia...
-Sí, sí lo harás. Cuando presencies cómo muere tu madre humana lo harás...
-No inmiscuyas a mi madre en esto. Eres una prisionera, hasta que no cumplas tu condena no saldrás de aquí.
-Muy bien, no me ayudes... Pero tu madre morirá en unas horas, tu hermanastra lo hará mañana, y tu hijo... ¡A tu hijo lo mataré yo misma! -amenazó Eris mostrándole una cruel sonrisa.
-¡Maldita! -exclamó el custodio lleno de ira abalanzándose sobre ella.
Eris aprovechó que la furia lo cegaba, más el gran tamaño de su adversario para escurrirse hábilmente por entre sus brazos y desenvainar el puñal que el carcelero portaba en su cintura; acto seguido dio un pequeño giro con sus talones, se impulso hacia arriba para alcanzar su objetivo, sólo tendría una oportunidad con aquel enorme semidiós y no podía fallar. Hizo acopio de todas sus fuerzas y dejó caer el puñal junto con el peso de su cuerpo sobre la nuca de korus, clavándole el arma hasta su empuñadura...
Korus no tuvo tiempo de reaccionar y cayó de rodillas al suelo mientras elevaba sus manos hacia su cuello, sus fuerzas empezaron a desvanecerse y se dejó caer agonizante. Eris se acercó rápidamente:
-Muy bien Korus, antes de que mueras tendrás que indicarme cómo se abre la maldita puerta.
-N-nun... ca...
-¿Ah, sí? ¿Seguro? Ya has visto con qué rapidez he acabado contigo, ¿cuánto crees que tardaría en matar a un niño de cuatro años? ¿Medio segundo tal vez? -dijo lanzándole una mirada siniestra.
-N-no... t-te a-at...tre...verás...
-¡Por supuesto que me atreveré! Tan sólo te prometo no hacerlo si me dices cómo escapar de aquí. Soy la diosa de la discordia, no una asesina a sangre fría; no es mi deseo matar a un crío, pero si no cumples tu parte lo haré, y créeme, me aseguraré de que sufra una muerte lenta y dolorosa, de la que sólo tú serás el responsable...
-¿C-có... cóm... o...?
-¿Cómo sabes que cumpliré con mi palabra? Pues muy sencillo no puedes saberlo. Deberás confiar en mí.
-¡N-n... n-nooo!
-Pues considera encontrarte con tu hijo en el Inferos...
-S-s... as... a-as l-li... te...
-¿Saslite? -repitió Eris sin entender qué decía el moribundo semidiós. Un clic a su espalda la hizo voltear.
La gran puerta se había abierto tras pronunciar aquella palabra. Eris corrió hacia la salida, no sin antes dar media vuelta y decirle a Korus:
-Tu hijo vivirá.
La luz la cegó, y sus poderes regresaron de golpe, haciéndola caer de rodillas. Al fin era libre, volvía a sentirse plena y poderosa, era una sensación increíblemente satisfactoria.
Corrió a gran velocidad gracias a sus recién recuperados poderes divinos y se detuvo cerca de un árbol para invocar a su padre, el cual apareció en cuestión de segundos ante ella.
-¡Oh! ¡Por fin, hija mía! -dijo abrazándola.
-Padre... Podrías haber tratado de rescatarme -dijo Eris resentida tras años de espera.
-Sabes perfectamente que me es imposible aproximarme a nada que implique relación con tu hermana Némesis, me ha prohibido la entrada en su territorio.
-Pero podrías haberlo intentado...
-¿Para eso me has convocado? ¿Para reprocharme no haberte ido a buscar...? ¡Oh, por favor Eris...! ¿Se te olvida que estoy intentando destronar a todos los dioses del Olympus? ¿Crees acaso que he dispuesto de tiempo? -le replicó Érebo fingiéndose ofendido.
-En fin... -dijo Eris poniendo los ojos en blanco
»Lo primero que pienso hacer es vengarme de esa estúpida de Némesis; he tenido tiempo más que de sobra para imaginar mil maneras de resarcirme por lo que me ha hecho pasar.
-Sí, hija mía. Pero antes de eso te necesito para que me asistas en un asunto.
-¿Qué asunto, padre?
-Todo a su debido tiempo, Eris... Por lo pronto sígueme, vayamos a un lugar seguro antes de continuar con esta conversación -dijo transformándose en un espeso humo negro.
Eris lo vio avanzar a gran velocidad y desplegó sus alas color púrpura; éstas estaban entumecidas tras pasar tantos años confinada y aislada en aquel maldito lugar, por lo que le costó un poco elevarse y mantener el equilibrio. Cuando por fin se estabilizó las batió con fuerza, avanzando a gran velocidad y alcanzando rápidamente aquella oscura nube que avanzaba rauda por aquellos inhóspitos parajes...
No sabía a dónde la llevaba su padre, tampoco tenía ni idea de qué iba a pedirle que hiciera, y no le importaba lo más mínimo; en aquel momento sólo tenía en mente la cara que pondría su hermana Némesis al conocer la noticia de que había logrado escapar finalmente. Una sonrisa escapó de sus labios al imaginarse aquella situación, lo que más deseaba en aquel momento era vengarse de ella. Pero al parecer su padre ya tenía otros planes para ella. Su venganza tendría que esperar, pero no por tardía sería menos efectiva...
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DEA NOCTIS {El Origen}
Fantasy★ Dividida, sola y sin poderes... Nyx tendrá que encontrar a su otra mitad, para poder volver a ser ella misma y detener a la terrible oscuridad que está invadiendo el mundo... Pero ésto no será facil... ★ Ambientada en el glorioso pasado de las mit...