Capítulo 9. VOLVER A EMPEZAR.

168 42 5
                                    

Corinto, Grecia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Corinto, Grecia.

Leandra había sepultado los restos de su valeroso virum entre lágrimas y temor: había quedado viuda y con un niño de apenas cuatro años a su cargo; la desesperación la invadía.
Había amado a Aristo más que a su propia vida hasta que nació el fruto de ese amor. Ahora lo más importante de su existencia era su hijo, por él saldría adelante.

Sabía perfectamente que el mal los acechaba; la dea Némesis les había puesto sobre aviso la noche anterior a la aparición de esa bestia en el pueblo, aquella que había acabado con la vida de su marido. Claramente Talos era su objetivo:
"Pero... ¿Por qué?", se preguntaba Leandra. "Si apenas era un niño, ¿qué mal podría haber causado él para que alguien desease su muerte con tanto ahínco?"
Logró serenarse, no sin dificultad, y sin decir una palabra se dirigió a las afueras del pueblo; debía visitar el templo dedicado a Némesis cuanto antes...

Al llegar al santuario encendió varias velas en el altar, necesitaba hablar con la diosa. No sabía si su plegaria llegaría hasta su venerada dea Némesis o si sería escuchada por ella, pero necesitaba intentarlo...
Se encontraba perdida y destruida, no era capaz de pensar con claridad, así que se arrodilló en el suelo una vez hubo encendido todas las velas del santuario y entonó el cántico dedicado a Némesis. Ésta se materializó al instante, apareciendo justo frente a Leandra, sobresaltándola.

-Lo siento Leandra, no era mi intención asustarte. ¿Cómo está Talos?

-Magna Dea Némesis, gracias por escucharme. Mi hijo está destrozado, acaba de perder a su padre de la peor manera.

-Entiendo... Y tú Leandra, ¿cómo te encuentras?

-Yo... -Leandra rompió en llanto, estaba deseando reunirse con su virum lo antes posible, pero su hijo la necesitaba... Tomó aire intentando tranquilizarse y continuó hablando:
-Estoy destrozada y confundida.

-¿Qué te preocupa, Leandra?

-Todo magna Némesis, todo... Mi marido ya no está, y no sé qué va a ser ahora de nosotros; el taller que él poseía está destrozado, yo apenas poseo poco más de cien monedas con las que salir adelante y un niño al que cuidar...

-Ya veo.

-Además quieren matar a mi hijo y desconozco el motivo. Pero ya saben dónde vivimos y volverán, no se detendrán ante nada. Estoy aterrada, dea Némesis...

-Tranquilízate Leandra, yo te guiaré, para eso estoy aquí:
En primer lugar tendrás que abandonar este pueblo, dirigirte a Argos; allí tendrás que contactar con una mujer muy especial llamada Zelandia, ella os ayudará en lo que preciséis. Pero no podrás establecerte durante mucho tiempo en este lugar u os encontrarán.

- Está bien dea Némesis, pero si no podemos quedarnos allí, ¿dónde iremos?

-Tendréis que viajar a menudo, sobre todo en los próximos meses. Mientras aún exista riesgo para Talos no podéis permanecer demasiado tiempo en un mismo sitio; busca aldeas pequeñas y alejadas de las capitales, lugares poco poblados que os permitan llevar una vida estable pero asimismo también os posibiliten advertir cualquier amenaza que pueda cernirse sobre vosotros... De manera que regresa a tu hogar, recoge vuestras pertenencias y algunos víveres, y partid al despuntar el alba en dirección a Argos.

DEA NOCTIS {El Origen} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora