capítulo 12. VENENO.

138 39 14
                                    

Cella XV, Inferos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cella XV, Inferos.

Katiena abandonó su baño en el momento en que un agitado Moros la llamó a gritos desde el salón (y por el tono que había empleado parecía bastante alarmado…). Tomó sus prendas y corrió a su encuentro envolviéndose en la túnica a toda prisa.

-Cuida de él, despertará en unos minutos.

-¿Qué le ha pasado? -preguntó Katie preocupada.

-Estamos en mitad de una batalla. Prepárate, habrá más heridos -Y dicho esto, desapareció.

Katiena se apresuró en darle a Thánatos unas palmaditas en la cara en un vano intento por devolverle la consciencia. Moros había dicho que despertaría en unos minutos, y entonces la imagen del rubí regresó a  su mente; maldijo por lo bajo y corrió a esconder dicha gema antes de que Thánatos despertase. Su viaje tendría que esperar…

Unas horas más tarde hicieron su aparición en la alcoba tres heridos más: Ker, Morfeo y Moros. Katiena se sentía desbordada, a ella nunca se le había dado bien cuidar de nadie, y menos aún tratar las heridas; no comprendía porqué aquellos dioses no sanaban como normalmente lo hacían. Thánatos, que hacía un rato que había despertado, se hacía la misma pregunta.

-Moros, ¿por qué no sanáis?

-No lo sé... Ha pasado algo increíble, Thánatos… -dijo depositando a Morfeo en el sillón que le había indicado Katiena.

Morfeo gimió de dolor al notar el roce del triclinio, tenía varios cortes en el muslo y los antebrazos, la cara hinchada y uno de sus ojos amoratado. Katiena limpió las heridas y la sangre y siguió un rastro azulado desde su omoplato hasta las costillas, apartó la túnica del deus y contempló la razón se sus gemidos: un gran y oscuro hematoma cubría su costado derecho, seguramente tendría rotas un par de costillas. Katiena evitó el contacto al instante por miedo de hacerle más daño aún.

-Thánatos… debería verle un médico…

Thánatos miró extrañado en su dirección ante tales palabras, y maldijo en voz alta.

-Los deorum no disponemos de médicos, no los necesitamos.

-Pues no creo que yo pueda hacer nada frente a estas heridas…

-Thánatos, conozco a alguien que podría ayudarle -dijo Moros-. Ve al mundo mortal y busca a una bruja llamada Isidra, menciónale mi nombre y no se opondrá a acompañarte hasta aquí.

Éste desapareció al instante. Morfeo miró a su tío e intentó calmarlo.

-Tranquilo Moros, estoy bien, Ker tiene peor aspecto.

Dicho esto, Katiena se fijó en el inconsciente Ker y se apresuró a llegar a su lado. Lavó la sangre de su rostro y su cuerpo, éste tenía muchas más heridas y magulladuras que Morfeo, signo de que se había llevado la peor parte. Buscó la causa de su incosciencia: alguna herida grave o hematoma profundo que pudiera tenerlo en ese estado, pero no halló nada; revisó al deus de pies a cabeza, y aparte de un brazo roto y numerosos cortes superficiales en su cuerpo, no halló nada más.

-Desconozco el motivo de su inconsciencia, no encuentro causa ni herida tan grave para su estado -se lamentó Katiena acercándose a Moros.

-¿Dónde estás herido?

-Yo estoy bien, tranquila.

Katiena vio los rastros de sangre que descendían por sus oídos y se alarmó. Cogió un trozo de tela, lo humedeció y se dirigió hacia él, pero éste la detuvo.

-Esto no es nada, yo sí me he sanado.

-¿Y por qué ellos no pueden?

-No lo sé. Temo que mi padre los haya envenenado con algún tipo de sustancia.

-¿Pero qué sustancia puede existir que debilite a los deorum?

- Solo una: el Arsénico...

------------------------------

Palacio de Justicia, Olympus.

-Némesis, te traigo a alguien -susurró Hypnos apareciendo en la gran sala donde Némesis se encontraba reunida con los sumas. Portaba consigo a una furiosa Eris amarrada con sus brazos en la espalda, la cual no dejaba de forcejear.

-Eris… ¿Pero por qué has intervenido? -le cuestionó Némesis visiblemente disgustada.

-¡Oh, Némesis... cállate! -respondió ella insolente.

-Hypnos, ¿de qué se le acusa?

-De robar el Ojo del Destino, conspirar con Érebo y alterar el destino de todo un pueblo.

-Hermana, siempre te atrajo el caos... pero no creo que entiendas la gravedad de tus actos.

Eris repitió las palabras de su hermana en tono burlón.

-¿Y qué sabrás tú de mis actos, hermanita? Siempre siendo la niña buena y correcta, administrando justicia a todo ser viviente... Tu fin y el de todos vosotros se encuentra mucho más cerca de lo que pensáis... y entonces querida Némesis seré yo quien te haga pagar a ti todas estas ofensas.

Némesis miró a su hermana con pesar y ordenó a los summas que la llevasen a las celdas más profundas del Inferos hasta que se celebrase su juicio.

Hypnos entonces explicó a Némesis lo sucedido y le habló de la explosión que vio de camino al Olympus.

-Si eso es cierto debes ir con ellos, Hypnos, tal vez te necesiten.

-Nunca había visto una explosión mortal de tal magnitud, Némesis. Estoy seguro que fue provocada por padre.

-Sí, yo también lo creo, puesto que ha estado siguiéndome.

-¿Está madre a salvo?

-Sí, pero no podré acercarme a ellos ahora que estaré más vigilada que nunca.

-¿Y qué piensas hacer? Yo mismo podría encargarme de su protección si lo estimas oportuno.

-Gracias Hypnos, pero ya he decidido quién me ayudará.

-Está bien Némesis, ya sabes que si necesitas ayuda sólo tienes que pedirla.

-Gracias de nuevo, hermano.

-De nada. Pero, ¿puedo saber quién es aquel deus, en quién confías más que en mí?

-No confío más, sólo es que me parece más adecuada para esta misión. Se trata de Filotes.

-¿¡Filotes!? -exclamó Hypnos en carcajadas.

-Sí. Ella no despertará sospechas ante padre. Puesto que suele pasar su tiempo con los mortales, conoce sus costumbres mejor que ninguno de nosotros y sabe pasar desapercibida tanto para los humanos como para los deorum.

-Tienes razón -dijo poniéndose serio -. Sólo espero que no le ponga una corona de flores y lo haga danzar desnudo a la luz de la luna… -concluyó volviendo a reír.

Némesis endureció su mirada.

-Que a nuestra hermana le guste bailar con las ninfas del bosque, no significa que sólo se dedique a eso.

-Lo sé Némesis, es sólo que aún es una dea joven, no estoy seguro de que esté preparada.

-Créeme Hypnos, está más que preparada.

DEA NOCTIS {El Origen} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora